Zimbabue acude a las urnas con el temor a que si hay fraude, estalle la violencia
EEUU teme que la inestabilidad política que puede abrirse a partir de estas elecciones, si los resultados son disputados por la oposición, pueda extenderse a los países vecinos
Zimbabue concurre hoy a las elecciones más importantes en la historia del país, en un ambiente de relativa calma pero con temores a un estallido de violencia si se cumplen las sospechas de que el régimen de Robert Mugabe prepara un fraude.
Es la primera vez que se hacen simultáneamente comicios presidenciales, legislativos y municipales. El presidente Mugabe, el único gobernante que ha tenido el país desde su independencia, en 1980, busca una nueva reelección.
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A Mugabe, de 84 años, lo desafían el líder del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Morgan Tsvangirai, de 52 años, y el candidato presidencial independiente y ex ministro de Finanzas, Simba Makoni, de 58 años. Un cuarto aspirante, Langton Towungana, que dirige un partido cristiano, es prácticamente desconocido.
En el aire un posible fraude
Mientras Tsvangirai y Makoni acusan a Mugabe de intentar manipular la votación para ganar las elecciones por las buenas o por las malas, Mugabe, que nunca se había presentado a las urnas con un país tan deteriorado, sostiene que pasará la prueba limpiamente.
Tsvangirai afirmó el jueves que la campaña electoral ha estado dominada por desesperadas medidas tomadas por Mugabe para prolongar su mandato de 28 años, incluyendo intentos por frustrar algunos actos políticos de la oposición.
El MDC también se quejó de que el Gobierno impidió el vuelo de un helicóptero que iba a ser utilizado por ese partido en los últimos días de la campaña electoral. El piloto fue arrestado sin muchas explicaciones.
'Monopolio' de los medios públicos
Y Makoni, por su parte, dijo que no ha podido incluir anuncios electorales en los medios de comunicación públicos, algo que está en contra de los mismos compromisos que ha asumido Mugabe con los países vecinos para garantizar la limpieza de los comicios.
Ajeno a estas acusaciones, Mugabe ha dirigido una campaña electoral que se ha enfocado en dos premisas: echarle la culpa a los países occidentales por la crisis económica que atraviesa el país, la peor de su historia, y acusar a la oposición de responder a los deseos del Reino Unido y de Estados Unidos.
El Gobierno de Harare sólo ha aceptado observadores internacionales de países u organizaciones amigas, lo que ha alentado los temores de la oposición y de las organizaciones sociales de que el gobernante Zanu-PF está preparado un fraude, tal y como ha denunciado en las últimas tres elecciones.
Anhelan el ejemplo del año 2000
Los zimbabuenses sólo recuerdan una votación libre y limpia: un plebiscito para una reforma constitucional hecho en el año 2000, y que el partido del Gobierno perdió.
El principal grupo de observadores electorales pertenece a la Comunidad para el Desarrollo de África del Sur (SADC), una organización regional de la que es miembro Zimbabue y que en el pasado ha dado sobradas muestras de condescendencia con Mugabe.
Estados Unidos teme que la inestabilidad política que puede abrirse a partir de estas elecciones, si los resultados son disputados por la oposición, pueda extenderse a los países vecinos. "Organizaciones independientes están denunciando extensas irregularidades en la campaña, como padrones inadecuados, violencia e intimidación de los partidos políticos y de las organizaciones sociales", afirmó el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Sean McCormack.
También citó un exceso en la impresión de votos que serán enviados por correo por los policías, los militares y los diplomáticos, así como la ausencia de observadores electorales independientes.
En la víspera de la votación, el padrón electoral todavía no habí sido hecho público y la Comisión Electoral de Zimbabue no ha informado de cuántas papeletas de voto se han impreso, en medio de denuncias de que han sido muchas más de las necesarias.