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Los 'tories' exigen el adelanto electoral tras la cuarta derrota de Brown

Brown insiste en atribuir la pérdida en Glasgow a la crisis económica y mantiene que la gente "quiere" que continúe con la tarea de gobernar

El primer ministro británico, Gordon Brown, ha confirmado esta mañana su intención de "continuar con el trabajo" tras sufrir en las parciales de ayer en Glasgow Este la cuarta derrota electoral consecutiva desde que llegó al poder, mientras el Partido Conservador ya ha reclamado la convocatoria inmediata de las generales, previstas en principio para 2010.

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Pocas horas después de confirmarse la última debacle de los laboristas en el que constituía uno de los feudos más seguros de la formación, el primer ministro ha declarado a la BBC que está dispuesto a conducir al país a través de los "tiempos difíciles" que atraviesa debido a la crisis económica, circunstancia a la que ha recurrido para explicar cada revés electoral desde que en las locales del 1 de mayo comenzó una tendencia apuntalada ayer en su propia ciudad natal.

Sin embargo, el líder de la oposición, David Cameron, se mostró convencido de que los varapalos en las urnas representan un mensaje en el que los ciudadanos están advirtiendo al Gobierno de que "está fallando y de que quieren un cambio". "Creo que el primer ministro debería tener sus vacaciones, pero una vez superadas creo que necesitamos un cambio", declaró.

No obstante, a punto de comenzar una cita crucial para los laboristas, el Foro de Política Nacional que durante tres días celebran en Warrick para preparar las estrategias para las generales, Brown avanzó su intención de continuar en el número 10 de Downing Street pese a las presiones recibidas en su propio partido, donde el debate acerca de la conveniencia de su continuidad ya había comenzado incluso meses antes de que cumpliese un año en el poder.

Escuchar a la gente

Así, asumió que el Gobierno debe "escuchar las preocupaciones de la gente" ante el incremento de los precios y añadió que la gestión de la situación económica ante los actuales riesgos constituye su "punto central". "Creo que lo que la gente quiere saber es que entendemos y oímos sus inquietudes", insistió, en referencia al temor suscitado en los británicos "cada día que van a las estaciones de servicio a repostar y ante los precios".

En consecuencia, subrayó que su "atención total" y su "tarea integral es llevar a la gente a través de tiempos difíciles", si bien aclaró: "Tenemos que escuchar las preocupaciones de la gente y eso es exactamente lo que estamos haciendo". Por ello, consideró que, pese a varapalos electorales, su "obligación es seguir con el trabajo" y se mostró convencido de que "eso es lo que la gente quiere que haga".

CAMBIO

En contraposición, el conservador David Cameron mantuvo que "este país necesita un cambio y así es cómo el cambio viene", en referencia a las cuatro derrotas sufridas por el laborismo en menos de un trimestre en el que perdió escaños en feudos férreos durante años como el de Glasgow Este, donde en las últimas generales había obtenido una mayoría de 13.507 votos, o el de Crewe y Nantwich, en manos laboristas durante 30 años hasta las parciales del pasado 22 de mayo.

En declaraciones a los medios de comunicación al salir de su residencia familiar, Cameron se preguntó "si se puede mantener esta situación durante otros 18 meses" y puntualizó que "cuando la gente ha tenido la oportunidad de hablar sobre el Gobierno, ya sea en las locales, en Crewe, en Londres o ahora en Glasgow, ha dicho: ''creemos que estás fallando y queremos un cambio''".

Además, aprovechó para reivindicar la "agenda" marcada por los ''tories'' a lo largo de los últimos meses en ámbitos como "cómo combatir el crimen, cómo afrontar el coste de la vida o cómo arreglar la política". "Y estoy deseando luchar por esas elecciones cuando el primer ministro las convoque", concluyó.

 
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