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En verano se incrementan los trastornos del sueño por el calor

Según ha señalado el jefe de servicio de neurofisiología clínica del Hospital Doctor Peset, muchos hábitos incorrectos del verano provocan que no se pueda conciliar un sueño "profundo y reparador"

Las altas temperaturas propias de los meses de verano y el cambio de hábitos de vida que se da durante las vacaciones son las principales causas del aumento de los trastornos del sueño que se producen en verano, incluso en personas que durante el resto del año no presentan problemas para dormir.

Según ha señalado el jefe de servicio de neurofisiología clínica del Hospital Doctor Peset, Juan Moliner, "muchos hábitos incorrectos que adoptamos en verano, unidos a noches calurosas, incrementan el número de despertares que se producen en horas de sueño y provocan que no se llegue a conciliar un sueño profundo y reparador".

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Las principales consecuencias de esta falta de descanso son la dificultad de concentración durante el día, el aumento de la irritabilidad y la pérdida de reflejos. "En verano no debemos olvidar la higiene del sueño, porque cuando nuestro sueño no es de calidad aumentamos el riesgo de accidentes de tráfico o laborales, tenemos más sueño al día siguiente y eso puede ser peligroso", ha apuntado el doctor Moliner.

La Unidad de Patologías del Sueño del Hospital Doctor Peset realiza al año más de 500 estudios de sueño para detectar y tratar problemas como el insomnio, la apnea u otros trastornos que merman la calidad de vida de las personas al no dejarles descansar correctamente durante la noche.

Muchos de estos trastornos pueden mejorar de manera considerable si se sigue una correcta higiene del sueño, principalmente durante el período vacacional, cuando el calor y el cambio de hábitos favorecen la aparición de trastornos del sueño.

"Erróneamente se piensa que el verano es un período propicio para el descanso por disponer de más tiempo libre. Pero, realmente, es en esta época cuando se unen una serie de factores que no favorecen el sueño fisiológico habitual como pueden ser el calor, el ruido, una vida social más activa, el cambio de colchón al irse de vacaciones, la sequedad ambiental del aire acondicionado, las siestas más largas o las comidas excesivas", ha explicado.

El retraso de la hora de acostarse, unido a un mayor consumo de estimulantes o tabaco, pueden producir dificultad para conciliar el sueño. El alcohol también debe evitarse antes de acostarse puesto que provoca un sueño fácil pero de escasa calidad. También hay que huir de los excesos alimentarios, que favorecen la regurgitación gástrica y la acidez.

La mayor disponibilidad de tiempo libre en verano también favorece la práctica de deporte. El ejercicio físico moderado a media tarde es saludable, pero las personas que tengan dificultades para dormir deben evitar los deportes violentos, de gran esfuerzo o las actividades estimulantes a última hora de la tarde o por la noche, ya que son enemigos del sueño.

Otro aspecto importante para prevenir el insomnio es no romper la asociación cama-sueño. "La cama es para dormir, por lo que si no se consigue conciliar el sueño en 30 minutos hay que levantarse, salir de la habitación, relajarse y, si al cabo de 5 o 10 minutos se siente sueño de nuevo, volver a acostarse", ha recalcado.

 
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