Comprar selva a golpe de 'croissant'
Una pareja catalana adquiere parte de la selva de Costa Rica para protegerla de la destrucción y promover la investigación
Esta es la historia de una pareja de soñadores que ha comprado un trozo de selva de Costa Rica para protegerla de la destrucción y de la especulación para además hacer realidad otra de sus pasiones: la investigación de los primates. Estos dos soñadores son españoles. Ángela de Dalmau y Frances Serrat son dos catalanes que han logrado este sueño a golpe de croissant. Con su negocio, una croissantería que tienen desde hace 24 años en LLafranc en Girona, han podido reunir euro a euro el dinero para ir comprando cada cierto tiempo un trocito de selva costaricense y con aportaciones incluso de sus clientes. Y nos han contado su historia en Hoy por Hoy
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Ángela Dalmau lleva desde 1986 con numerosos viajes a la Amazonia (Perú, Ecuador y Brasil) junto a su marido, el fotógrafo naturalista Francesc Serrat, donde gestaron la idea de la creación de un centro de investigación privado en un bosque tropical de extraordinaria biodiversidad, cuando en 1994 adquirieron la finca que actualmente se llama Reserva Privada la Ceiba, situada en las estribaciones de la Cordillera de Talamanca, en la zona costera del Caribe Costarricense, en su frontera con Panamá.
LLegan a Costa Rica en 1993, estuvieron muchos años antes por Sudamérica en la selva, este proyecto hace tiempo que lo querían poner en marcha buscando ubicación y cuando llegaron a esta zona de Costa Rica se enamoraron a primera vista del lugar y empezaron comprando un poco de selva 5 hectáreas y poco a poco ya han adquirido 42 hectáreas de selva virgen total, 2 de ellas para el centro de investigación. La construcción de las 4 cabañas la empezaron hace 3 años y hospedan a investigadores, colaboradores y voluntarios y otras 2 las alquilan para turistas. Utilizan estos fondos, que son muy escasos y que no se automantiene, para intentar financiar los gastos de la reserva.
A parte, realizan tours tanto de día como de noche y desde hace un año realizan la reintroducción de animales de especies salvajes, son ejemplares jóvenes casi de biberón que hacen que vuelvan a la selva. Ya lo han conseguido con varios, monos, pájaros como Tucanes, mapaches, serpientes tanto venenosas como no.
El nombre de La Ceiba viene de un árbol enorme que está en la reserva que tiene 55 metros de altura y 3 metros de diámetro y las raíces son muy extensas.Es un árbol típico de todas las selvas y es de los más grandes que existen en ellas.
Ángela de Dalmau es psicóloga especializada en comportamiento animal sobre todo primates, estuvo 10 años trabajando en el zoo de Barcelona, en invierno español viajan siempre a la zona. Estuvo 4 meses en Ruanda con Diane Fossey antes de que la mataran, es la mujer cuya historia protagonizaba la película gorilas en la niebla. Estuvo cuidando en el zoo de barcelona los hijos de Copito de Nieve, el famoso gorila albino de este centro. Desde que están con la reserva los especialistas del zoo le han consultado el trato a ofrecer a gorilas bebés que han ido naciendo en el zoo barcelonés. Cuando volvíó de Ruanda y convivir con los gorilas en libertad, no pudo resistir ver a los gorilas en cautividad y dejó el zoo.
Además, su último proyecto es la organización de un programa de ayuda a los jóvenes de la zona.
Francesc Serrat conoció a Ángela en 1984 y desde entonces son pareja. Se conocían antes de vista porque él era también colaborador del zoo de Barcelona. La última compra de 25 hectáreas que han hecho la hicieron para evitar que el propietario vecino talara una gran extensión de árboles, para pagarlo lo hicieron con la ayuda de unos clientes holandeses de la croisantería que habían visto fotos de la reserva en la tienda.
Antes de conocer a Ángela estuvo varios años viajando por sudamérica viajando en velero hasta que llegó a Perú, entonces montaron las croisanterías. Frances era el patrón del barco, hizo de todo arqueología, y su bautizo en la selva llegó en este viaje , la primera que visitó fue la de Panamá pero la que le impresionó fue la de Perú y entonces decidió que su vida iba a estar ligada a proteger esta naturaleza.
Cuando murió Diane Fossey sus fotografías fueron publicadas en todos los medios porque recogían como pocas la vida de los gorilas en Ruanda. En los 80 montó un negocio de zumos naturales que funcionaría en verano, entonces pactó con un amigo dedicado al periodismo que con el dinero que ganaran en el negocio lo invertirían luego en viajes para hacer reportajes de naturaleza. Han viajado por prácticamente toda Sudamérica por su amor por la naturaleza. Los turistas que visitan la reserva se quedan impresionados y muchos regresan fascinados. Buena parte de ese sueño lo han conseguido.
Dueños de la selva gracias a su negocio de croissant
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