Adictos al sol

Alguien que padece tanorexia no acaba de verse moreno, como el que padece anorexia no acaba de verse delgado. En estos meses habrá quien haya tomado el sol con precaución y habrá quien lo haya hecho sin ningún tipo de protección. Entre ellos habrá alguno para el que su tez no llegue a estar nunca lo suficientemente morena. Son adictos al sol, según ha asegurado hoy en la SER el dermatólgo y miembro de la Academia Española de Dermatología, Miguel Aizpun.

El síndrome se llama tanorexia, "un término que casi ha calado más en los medios de comunicación que en la comunidad médica", según ha apuntado Aizpun. Aunque es ahora cuando han comenzado a diversificarse los casos. "Ya en 2004 y 2005 se hicieron una serie de artículos en publicaciones dermatológicas que hacían referencia a este síndrome", ha explicado el especialista.

Se trata de una necesidad obsesiva de estar bronceado todo el año. "Un enfermedad" como la ha definido el propio Miguel Aizpun.

Y es que no sólo se trata de estar moreno y conseguir mejorar el atractivo físico, sino también se trata de mejorar el estado anímico. "Una de las acciones positivas del sol es que tiene una función antidepresiva", ha constatado el dermatólogo consultado en la SER.

"Hay personas que toman el sol y notan ese efecto positivo, liberan endorfinas y se sienten mejor", ha explicado Aizpun. Sin embargo, tanto por estar bronceados como por sentirse mejor, si las personas abusan de la exposición al sol pueden llegar a desarrollar este síndrome. "Están totalmente quemados, con la piel deshidratada, envejecida y entran en un camino peligroso", ha descrito el especialista. Sumado al envejecimiento y la aparición de arrugas, el sol también favorece la aparición del cáncer de piel.

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Las cabinas de bronceado

Hay personas que además alternan el sol de verano con las cabinas de bronceado en invierno. "No hay que olvidar que la Organización Mundial de la Salud ya lleva varios años alertando del bronceado artificial".

"A nivel mundial, hay cada vez mayor obsesión por estas cabinas de bronceados entre menores", ha señalado Aizpun. Y aunque son las mujeres las que están más concienciadas y las que se aplican cremas protectoras solares está cambiando como cambia la cosmética masculina."El hombre de los 40 a los 70 años ya se cuida más", ha dicho Aizpun.

Para este experto, la persona que reconozca una posible obsesión por el sol debe primero dirigirse a un psicólogo, así como dejarse aconsejar por un dermatólogo.