Sociedad

Kate Moss, la última supermodelo

La revista norteamericana 'Interview' publicará en su número de septiembre un reportaje fotográfico de la modelo británica, a la que califica de "hito" de las pasarelas

(INTERVIEW)

Sus ojos distan 165 centímetros del suelo, pero Kate Moss es una supermodelo. La última, según asegura la revista norteamericana Interview en el adelanto de la entrevista a la modelo británica que publicará en su número de septiembre. Un reportaje fotográfico de Mert and Markus en el que el rubio platino que luce Moss dispara todos los recuerdos de una Marilyn que marcó el maltrecho camino de los "hitos".

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"La última supermodelo", así arrancan las primeras líneas de un reportaje que la cabecera norteamericana ha anunciado en el último mes a bombo y platillo. Dice que con ella acaba una era y comienza otra. Y el autor del artículo llega incluso a atribuirle "algo especial". "Es fascinante", afirma la previa que la publicación ha colgado en su página web 'Interview Magazine'. El autor se muestra deslumbrado por la "sabiduría e ingenio" de Moss.

La revista, que días antes había difundido la imagen de la que será portada de septiembre con una Kate Moss a lo Catwoman, asegura que la pequeña británica ha cerrado la puerta de las supermodelos. "Después de ella no ha habido más", aseguran tajantes.

Con sus 165 centímetros, su aire desgarbado y una talla de pecho mesurada; sin un príncipe azul que la acompañe a las fiestas y muestre delicados modales, en la revista abren el debate. ¿Ha roto el molde? Antes de que ella llegara a las pasarelas, las supermodelos eran una suerte de Amazonas. Taconazos y prepotencia para machacar la pasarela.

Moss impuso todo lo contrario, decadencia. Lo que antes sólo era una sospecha que se blandía sobre la industria de la moda, se confirmó en cada uno de sus pasos. La misma que hace casi tres años, un 15 de septiembre de 2005, desayunaba con un Daily Mirror en las manos en el que aparecía metiéndose una raya de cocaína tras otra durante una grabación de los Babyshambles, el grupo de su maltrecho novio Pete Doherty, protagoniza portadas por todo el mundo.

Lejos de su polémica adicción a las drogas, la revista Forbes la ha incluido también como una de las celebridades más ricas y más influyentes del mundo. De hecho, un retrato de Lucian Freud en el que aparecía desnuda alcanzó un valor de 3,93 millones de libras.