Sociedad

Los romanos nos hicieron más vulnerables al sida

Investigadores franceses sostienen que un gen que hace que mostremos más resistencia al virus es menos frecuente en las regiones conquistadas por los romanos

El imperio romano hizo más vulnerables al virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a las poblaciones de los países conquistados, según la teoría de unos investigadores franceses. Ello podría explicar, según la revista New Scientist, por qué un gen que confiere resistencia al sida varía en frecuencia de unos países a otros del continente.

Se trata del gen que codifica (es decir, contiene las instrucciones para sintetizar) un receptor de proteína conocido como CCRS.

Una variante del gen, llamada CCR5-Delta32 carece de 32 pares de base de ADN y produce un receptor al que no puede ligarse el VIH, lo cual impide que el virus penetre en las células.

Las personas que tienen esa variante muestran cierta resistencia a la infección por el virus del sida y tardan más en desarrollar la enfermedad.

Por regla general, sólo los europeos y las personas que viven en el oeste de Asia tienen esa variante, menos frecuente cuanto más al sur está una región.

Pero los cambios en la frecuencia de la variante reflejan las alteraciones sufridas por las fronteras del Imperio Romano desde 500 años antes de Cristo hasta 500 años de nuestra era, según Eric Faure, de la Universidad de Provenza, en Marsella (Francia).

Faure y su colega Manuela Royer-Carenzi investigaron la posible relación entre la colonización romana y la frecuencia de la variante CCR5-Delta32 en cerca de 19.000 muestras de ADN de toda Europa y descubrieron que la variante en cuestión era menos frecuente en las regiones conquistadas por los romanos.

Hay otras teorías para explicar la desigual distribución de la resistencia, como la de que la variante protectora se originó en Escandinavia y fueron los vikingos los que la extendieron por el norte y el este. Sin embargo, las migraciones vikingas no se corresponden con la distribución actual de la variante.

Otra teoría es la de que una epidemia como la peste o la viruela creó una presión selectiva sobre la variante y aumentó así su frecuencia, pero la distribución actual no coincide tampoco en este caso con los brotes epidémicos.

Faure no cree que los romanos diseminaran la versión normal del gen en sus colonias apareándose con los indígenas, porque el flujo de genes entre conquistadores y población local era muy reducido.

El investigador francés piensa por el contrario que los romanos introdujeron una enfermedad a la que resultaron ser particularmente susceptibles las personas con la variante CCR-Delta32 y que, conforme avanzó la conquista hacia el norte, fue acabando con esos individuos.

Los romanos no sólo llevaron a los pueblos conquistados gatos y burros, lo que facilitó la transmisión de organismos patógenos a los humanos, sino también mosquitos portadores de enfermedades.

Curiosamente, los individuos actuales con la variante CCR5-Delta32 son más susceptibles al virus del Nilo occidental, transmitido también por la picadura de los mosquitos.

 
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