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Doce altos cargos hundidos en Wall Street ingresaron 500 millones de dólares de despido

Los directivos al frente de los grandes bancos estadounidenses antes y durante la caída de la Bolsa, acumularon grandes sumas de dinero en efectivo, "stock options" y otras retribuciones

Los doce altos ejecutivos que dirigieron a la gran banca estadounidense antes y durante el hundimiento de Wall Street vieron premiado su fracaso con unos "paracaídas dorados" que suman 500 millones de dólares. Es una estimación de lo cobrado por estos altos ejecutivos tras abandonar el puesto, entre dinero en efectivo, "stock options" y otras retribuciones, según una información de la cadena de negocios norteamericana CNBC.

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Stanley O''Neal: Una de las primeras "víctimas" de la crisis de las "subprime" al dejar la dirección de Merril Lynch el 28 de octubre de 2007. Recibió 161 millones de dólares como gratificación de despedida, después de que la entidad financiera que dirigía admitiera depreciaciones de activos por 8.000 millones de dólares.

John Thain: Sucesor de O''Neal en Merril Lynch. Ingresó nueve millones de dólares como despido por dirigir la entidad menos de un año, antes de que la firma acabase siendo adquirida por Bank of America, el 14 de septiembre de 2008.

Charles Prince: Presidente de Citigroup, cobró 105 millones de dólares pese a que su salida se produjo una vez que el banco anunció depreciaciones de activos por 11.000 millones de dólares.

Angelo Mozillo: Tras 39 años en la hipotecaria Countrywide, percibió 56 millones de dólares al dimitir en medio de una crisis tan grave que forzó la absorción de la firma, también por parte de Bank of America.

Otros ilustres beneficiarios de generosos "paracaídas dorados" han sido Kerry Killinger y Alan Fishman, de Washington Mutual (44 y 19 millones de dólares, respectivamente, como gratificación de despido); Ken Thompson, de Wachovia (42 millones); Richard Fuld, de Lehman Brothers (24 millones); Richard Syron y Daniel Mudd, ambos dirigentes de Fredie Mac (16 y 8 millones de dólares, respectivamente), y James Cayne, de Bear Stearns (13 millones de dólares).

Robert Willumstad: Máximo dirigente de la aseguradora AIG, a la que el Tesoro de EEUU tuvo que inyectar 85.000 millones de dólares para evitar su hundimiento, su compañía le había preparado un despido de lujo, de 22 millones de dólares. Willumstad, según parece, ha renunciado a ese dinero.

 
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