La cárcel de Carabanchel, un símbolo que va a caer

La cárcel de Carabanchel va a ser demolida en los próximos días. Gruas y excavadoras ya amenazan los cimientos de uno de los símbolos de la represión franquista. Ni siquiera la cúpula ha sido indultada, pese al beneplácito de los arquitectos, no han tenido la misma consideración en Instituciones Penitenciarias.

Sobre esos andamios se han edificado muchos fantasmas. Fantasmas que no quieren que sean olvidados muchos vecinos de la localidad madrileña, que se han manifestado frente al edificio para exigir que se cree un centro de promoción de la paz en la antigua cárcel. Julio es uno de los vecinos que reivindican que se conserve algo de este edificio histórico: "Hemos luchado 15 años para que este suelo sirva para ser un hospital, un centro de la tercera edad, y queremos mantener la cúpula central para la Memoria Histórica. Allí han sido detenidos y represaliados miles de españoles por defender la democracia que ahora tenemos".

Tres años en prisión por ser Rojo

En 'Hoy por Hoy' hemos querido hacernos eco de algunas de las vivencias que ocurrieron allí dentro, y que ahora caerán entre los escombros. Víctor Diaz Cardiel entró y salió de la cárcel de Carabanchel hasta en cuatro ocasiones. Pasó allí casi tres años entre abril de 1965 y diciembre de 1976. El motivo, pertenecer al Partido Comunista.

Muchos homosexuales fueron encarcelados

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César Álvarez, funcionario de prisiones, vivió en la cárcel de Carabanchel y montó la radio de los presos. Ahora, hace algo parecido en la cárcel de Valdemoro. César recuerda que en la transición se hizo un reconocimiento "a los que habían luchado por las libertades", como Víctor. "Pero nos dejamos a decenas de miles de personas que estaban encarcelados por condiciones sociales de la época: homosexuales, transexuales, gente sin trabajo, que eran encerrados por la ley de vagos y maleantes", añade.

"Vi a dos personas suicidarse"

Entonces Víctor rememora el Palomar: "Existía el Palomar, en el cuarto piso, donde yo he visto suicidarse a dos personas tirándose desde allí. Ver tirarse a una persona y caer de cabeza es imposible que se te borre".

Pero ver a esas dos personas lanzándose al vacío no fue el peor recuerdo: "Antes de llegar a la cárcel, en la Dirección General de Seguridad, te calientan a fondo, en la Puerta del Sol, y cuando llegabas a la cárcel parecía un alivio".

La COPEL

Y habla de la COPEL (Coordinadora de los Presos en Lucha ): "Ayudamos a los del Palomar a hacer un documento para que ellos también se beneficiaran. Reivindicamos también la amnistía para ellos. No habían cometido ningún delito y muchas personas murieron en estos motines. Cuando nos bajaban al cine querían venir con nosotros para que no les maltrataran".

Pero fueron muchas las barbaridades que presenció allí dentro: "Fusilaron a tres chicos del FRAP y a dos de ETA, y antes dieron garrote vil a dos anarquistas. Y fusilaron a Julián Grimao. Carabanchel era una cárcel de tránsito y ahí podías conocer a todos. Pero toda España era una prisión, un país gris".

Los años 80

César Álvarez entró a trabajar en Carabanchel en 1982. "Entonces ya eran ciudadanos con derechos, sólo con la libertad limitada, no como en la dictadura".

Esa década de los 80 eran los años de la heroína, el sida y el hacinamiento en las prisiones. "La heroína nos pilló con las manos en los bolsillos. Parecía lo que nos iba a llevar al paraíso, pero la mayoría que se engancharon cayeron en la cárcel. Entonces no se pensaba que un heroinómamo fuera recuperable para la sociedad".

Y para concluir, César rememora que no todo fue oscuridad en esa cárcel: "Al lado de esa historia negra, fue la primera cárcel de España con una galería cultural: dedicada a la pintura, la escultura. Y es anecdótico que pudo construirse porque el arquitecto se marchó antes de terminar dos galerías".