Condenado por ceder su piso a unos gitanos para que el resto de vecinos abandonara el edificio
El empresario había alquilado el segundo piso de la vivienda a unas personas conflictivas para conseguir que el vecino de abajo se fuera y poder adquirir la casa
El Juzgado número 2 de lo Penal de Bilbao ha condenado a tres años y tres meses de prisión a un empresario acusado de ceder su piso en Getxo (Vizcaya) a un grupo de gitanos para lograr que el resto de vecinos abandonara el edificio.
Según el fallo de la sentencia el empresario, Juan José Rementería Bilbao, ha sido condenado a dos años de prisión por un delito contra la integridad moral; a otros quince meses de cárcel por un delito continuado de allanamiento de morada; y a una multa de quince meses a razón de 20 euros/día por un delito de daños.
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Además, la sentencia prohíbe al empresario acercarse a menos de 200 metros de las víctimas y regresar al municipio de Getxo durante cinco años, y le absuelve de un delito de amenazas y de otro de robo con fuerza.
Por su parte, los tres miembros del grupo gitano inculpados han sido condenados a penas que oscilan entre los tres años y tres meses y los cinco años y nueve meses según su grado de implicación, por delitos contra la integridad moral, daños, allanamiento, amenazas y robo con fuerza.
El tribunal considera que entre el 25 de julio de 2003 y el 20 de agosto de 2004 se produjeron de "forma incesante actos de hostigamiento", creando en la víctimas "un sentimiento de angustia, miedo y desasosiego que terminara por hacerles sucumbir a las pretensiones del instigador de esos actos, es decir, bien venderle la vivienda o avenirse a la ejecución de las obras que pretendía".
La resolución se refiere al caso de acoso inmobiliario ocurrido en un piso de un palacete de lujo, después de que el denunciante, que vivía de alquiler en el piso inferior del inmueble, ejerciera su derecho a compra.
El segundo piso había sido previamente adquirido por J.J.R., quien también quería comprar el inferior y que, con el objetivo de que su nuevo propietario abandonara la vivienda, permitió la entrada en el piso a una familia de etnia gitana. Entonces, comenzaron, según el denunciante, "todo tipo de perrerías" con el objetivo de "amilanar su voluntad" y que los propietarios del piso inferior "acabaran vendiéndole el piso".
La sentencia considera, según explicó el abogado de la acusación particular, que ha quedado acreditada la existencia de "múltiples e incesantes actos de hostigamiento" que se repitieron a lo largo de 14 meses ejecutados con el propósito de "minar la voluntad de las víctimas y provocar su hundimiento moral creando en efecto en ellos sentimientos de miedo, inseguridad e impotencia".
Según recoge, estos actos se realizaron en ejecución de "un plan torticero que tenía por fin último, bien que los vecinos del piso de abajo vendieran su vivienda o que ejecutaran las obras que pretendía hacer el inculpado, pero en cualquier caso doblegar su voluntad".
El abogado de la acusación particular destacó que esta sentencia contiene "unas condenas muy severas", sobre todo, teniendo en cuenta la de Barcelona, un asunto que se inició "más o menos a la vez".
A pesar de que desde la acusación particular se solicitaba "una pena algo superior" a la impuesta, su abogado afirmó que están "muy satisfechos", ya que pretendían que "se reconociera que había habido una voluntariedad en ese acoso y ese hostigamiento permanente que hubo en los 14 meses, y eso se reconoce de manera explícita en la sentencia".




