El ministro de economía, Pedro Solbes, se ha sentado en el estudio dentral de la Cadena SER después de «un excelente día desde el punto de vista económico». El día en cuestión acabó con la aprobación de los Presupuestos Generales para 2009. Sin embargo, una meta que queda pendiente es el pacto sobre financiación autonómica. Está previsto que el presidente de la Generalitat, José Montilla, viaje a Madrid este fin de semana, pero hay quien piensa que pueda escenificarse la unión o la ruptura. PSC y Montilla confían en que se llegue a un acuerdo antes de fin de año. «Trabajamos muy a fondo y desde hace mucho tiempo», ha dicho Solbes como preludio de un fin de semana del que podría salir un acuerdo con el Gobierno catalán. El vicepresidente ha señalado que todavía queda una semana por delante antes de que finalice el año para encontrar el acuerdo. Con esa incógnita en mente Solbes se ha centrado en la buena noticia del Congreso. Ha explicado que el contexto (cuadro macroeconómico, según sus palabras) es muy distinto al que había en el origen del debate preuspuestario. El ministro de Economía ha traducido su relato sobre la evolución de las circunstancias en una caída de la recaudación «muy significativa». «El déficit superará el 3% el año que viene», ha apuntado. Las cifras no dan tregua al optimismo y Solbes se ha valido de ellas para justificar su seriedad. «Si todos dan previsiones no muy optimistas de recesión en Europa, no debo ser especialmente optimista», ha dicho para reiterar que «el año que viene será un año mucho más difícil que este». Bancos y cajas, en la diana Los mensajes a bancos y cajas para que faciliten créditos a empresas y familias son constantes desde el Gobierno. Las entidades han pasado de un extremo al otro. De facilitar dinero a particulares y empresas con criterios muy expansivos, a mirar con lupa cada crédito. El ministro de Economía ha querido justificar el cambio a esa política más reestrictiva y ha dicho que «buscan una adecuación a las nuevas circunstancias». Sin embargo, Solbes ha reconocido cómo desde el Gobierno ejercen cierta presión a las instituciones financieras. «Les apretamos al máximo para que hagan más», ha dicho. Bancos y cajas son sólo una carta más de la baraja que se rompió en julio de 2007. «No me lo esperaba ni yo ni nadie», ha vuelto a decir Solbes en línea con su defensa de las previsiones en als que nunca apareció una crisis de semejante envergadura. «Lo que nadie pensó es que Lehman pudiese desaparecer, que casi toda la banca comercial estadounidense se haya desecho como un azucarillo en casi tres meses», ha concluido.