Un estudio destierra el mito de los defectos genéticos de los hijos de primos
Los defectos de nacimiento entre los hijos de primos hermanos es del 1,7 al 2 por ciento más alto que entre la población en general
Las leyes que prohíben en algunos lugares los matrimonios entre primos hermanos por el supuesto riesgo genético de que sus hijos nazcan con defectos carecen de fundamento científico, según un artículo que publicó este martes la revista de internet Public Library of Science (PLoS).
En Estados Unidos hay 31 estados con leyes que prohíben totalmente la boda entre primos hermanos, o lo permiten sólo después de que la pareja haya obtenido asesoría genética, haya superado la edad reproductiva, o si una de las partes es estéril, recuerda el estudio.
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"Tales legislaciones reflejan prejuicios anticuados acerca de los inmigrantes y los pobres en la zonas rurales, y se sustentan en opiniones simplistas sobre la herencia genética", añade. "No hay fundamento científico para esas prohibiciones".
El ministro británico de Ambiente, Phil Woolas, desató en febrero pasado una controversia en su país cuando atribuyó la tasa elevada de problemas de nacimiento entre la comunidad pakistaní a la práctica de casamientos entre primos hermanos.
El profesor de Zoología de la Universidad Otago, en Nueva Zelanda, Hamish Spencer, y la profesora de Zoología Comparativa del Museo de Harvard, Diane Paul, estudiaron el asunto y argumentan, en el artículo, que las leyes que prohíben esas uniones no tienen fundamento.
"Las premisas científicas y las sociales que sustentan esas leyes no resisten un examen cuidadoso", indicó Spencer.
Una revisión en 2002 de los estudios sobre los defectos de nacimiento en los hijos e hijas de primos hermanos determinó que el riesgo es mucho menor de lo que se sospechaba, según Spencer.
La Sociedad Nacional de Consejeros Genéticos de Estados Unidos indica que el riesgo promedio de defectos de nacimiento entre los hijos de primos hermanos es del 1,7 al 2 por ciento más alto que entre la población en general, y el riesgo de muerte en la infancia es un 4,4 por ciento más alto.
Según Spencer "las mujeres mayores de 40 años tienen un riesgo similar de tener hijos con defectos de nacimiento y nadie sugiere que a ellas se les debería impedir tener hijos".
"Las personas con la enfermedad de Huntington y otros trastornos dominantes tienen un riesgo un 50 por ciento más alto de transmitir los genes subyacentes a sus descendientes, y tampoco se les prohíbe que se reproduzcan", añadió.