Hasta que la crisis nos permita divorciarnos
La opción es arreglar las desavenencias y, en caso de necesidad, acudir a psicólogos y consejeros matrimoniales
El voto matrimonial promete amor "en las buenas y en las malas" y hasta la muerte, fórmula que se ha fortalecido en la actual crisis económica de Estados Unidos porque divorciarse es un lujo.
La economía hace estragos en la vida de miles de familias estadounidenses y este aspecto se ha convertido en otro de los asuntos que sumar a la larga lista de problemas que afrontan.
Sueldos congelados, las casas devaluadas por las hipotecas basura, y las cifras del desempleo creciendo mes a mes, han obligado a muchas parejas abolladas a posponer sus planes para desemparejarse.
Arreglarse, lo más sensato
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La opción es arreglar las desavenencias y, en caso de necesidad, acudir a psicólogos y consejeros matrimoniales.
Entre ellos, Phyllis Goldberg, socia fundadora del centro Her Mentor de Los Ángeles, una de las ciudades donde se ve cómo el estrés financiero hace estragos en la pareja.
"La ansiedad y la preocupación subrayan en muchos casos los problemas preexistentes", dijo Goldbert. Sin embargo, muchos de los que se plantean divorciarse "no pueden permitírselo, principalmente porque comparten su economía. Además, si tienen niños el coste es mucho mayor", por lo que no les queda remedio más que seguir juntos.
Un notable descenso
Todavía no hay datos globales para el 2008, pero sí estadísticas locales que ya revelan el descenso de demandas en los tribunales de estados como Florida, California e Illinois.
Según indica la página web especializada divorce360.com, los juzgados del condado de Fresno, en California, registraron en abril la tasa de divorcio más baja en los últimos cinco años, mientras que los de los condados de Miami-Dade y Broward, en el sur de Florida, tuvieron hasta noviembre 1.600 casos menos que en 2007.
"Esto es algo que pasaba mucho antes y que vuelve a pasar, la gente descubre lo caro que es divorciarse y deciden seguir juntos", dijo la abogada Kelly Chang Rickert, especialista en derecho de familia en California.
Recientemente Chang tuvo un caso en el cual el marido quería divorciarse, "pero cuando supo por cuánto le iba a salir me dijo que era más barato seguir casado". Y así fue.
Cada situación, un mundo
Para la abogada "cada situación es diferente" y asegura que hay divorcios para todo el mundo "el juez tiene en cuenta las circunstancias de la pareja y si alguno de los dos se queda sin trabajo y tiene que pasar una pensión, puede suspenderla temporalmente". Lo cual no lo hace más fácil.
Grosso modo, según explicó, un juicio rápido, de no más de 5 horas, puede tener un costo de 1.900 dólares (unos 1.350 euros), más el acuerdo al que se llegue con la otra parte.
Sin embargo, si la cosa se pone fea, la minuta del abogado va subiendo en función de lo que dure el juicio, a lo que habría que sumar el pago de 500 dólares por cada citación (aprox. 300 euros), 1.500 dólares por la documentación (1.000 euros) y otros tantos gastos imprevistos que podrían elevar la factura a más de 60.000 dólares (42.000 euros).
¿Qué pasa con la casa?
Una cifra que para estar en tiempos de crisis suma muchos ceros y puede llevar a soluciones desesperadas, como la venta de la propia vivienda para pagar el proceso.
Según recoge la página web divorce360.com, desde principios de año los profesionales del sector inmobiliario de todo el país han detectado un incremento en la venta de casas 'por divorcio'.
Pero esta solución no siempre es buena, dado que el desastroso estado del mercado inmobiliario ha tirado a la baja los precios de las casas, muchas de ellas ya hipotecadas.
Pese a todas las dificultades, ante la desesperación que puede suponer en un momento como este "querer y no poder", la abogada Kelly Chang anima a sus clientes y afirma que "si casarse es maravilloso, divorciarse es veinte veces mejor".