Cuba viste de Zara
El Gobierno pretende impulsar el negocio textil con el que espera hacer caja y poner productos comercialmente competitivos a precios moderados
Cuba viste de Zara. Un establecimiento del Gobierno vende su ropa, pero no es una franquicia de la empresa Inditex en La Habana. De hecho, ni tan siquiera le compra los productos a ese grupo empresarial, sino a intermediarios. La filosofía 'Zara' y su marca han llegado a la isla para impulsar la economía. El Gobierno cubano ha optado por recurrir a ropa de la conocida marca española para impulsar un negocio textil con el que espera hacer caja y poner productos comercialmente competitivos a precios moderados, en plena campaña para elevar la calidad de los servicios en la isla.
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En Cuba existen franquicias de marcas como Benetton o Mango, pero es la primera vez que el Consejo de Estado incluye un negocio de este tipo en el entramado comercial. El Gobierno de Raúl Castro maneja directamente esta rama del comercio por su carácter "estratégico". Así que una tienda llena de estanterías y percheros repletos de pantalones, gafas, corbatas, chaquetas y hasta ropa infantil de la marca Zara ya es una realidad en La Habana.
La ubicación de la tienda, en el Pabellón de Exposiciones de La Habana alejado de otros centros de compras, hacía sospechar ventas modestas en su estreno. Nada más lejos. "La previsión era de 5.000 dólares diarios, pero el primer día fue mucho más de lo previsto. Nos sorprendió", ha indicado Mariela Estévez, comercial del establecimiento.
El éxito responde al boca a boca. A falta de publicidad que anunciara su estreno, la ausencia de comercios de este tipo han multiplicado las expectativas y la curiosidad de los compradores. "Compré un pantalón. Está muy bien de precio y muy bien de calidad", ha asegurado Yani, una joven que suele comprar en un centro comercial frecuentado por turistas y que resulta "más caro" que la tienda recién abierta.
Permite devolver
Sólo su existencia mejora de forma notable el comercio textil de la isla. Sin embargo, el negocio aún alberga algunos 'peros'. No tiene servicio de sastrería y aún no es posible encontrar zapatos. Lo que ha supuesto toda una revolución es que, como otros establecimientos de ropa en otras partes del mundo, permite devolver artículos sin preguntar, algo casi imposible en Cuba.
La calidad de los servicios ofrecidos en el sistema de tiendas del Estado ha sido uno de los retos del Gobierno de Raúl Castro desde que asumió la presidencia provisional del país en julio de 2006.
La mejora de la calidad de los servicios, una obsesión
Presidente desde febrero pasado, el general Castro impulsa una reforma laboral que debe entrar en vigor este mes y que vinculará los salarios de los trabajadores a la calidad y eficiencia de los productos y servicios que dispensen.
La lucha del presidente cubano por la mejora no se restringe a esta esfera. En la última sesión del Parlamento cubano, en diciembre pasado, reclamó "mayor eficiencia, ahorro y calidad en los servicios de turismo y salud".
A Pedro, otro de los ya clientes de la tienda de ropa del Consejo de Estado, le parece bien la calidad, pero hoy se mostraba un poco contrariado por la cantidad de la oferta. "No sé, yo me esperaba algo más grande, ¿no?", ha dicho.
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