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Concentración silenciosa de los porteros de Madrid por el suceso del Heaven

Algunos de los presentes denunciaron en alto las informaciones difundidas por los medios de comunicación al respecto del suceso

El acto de homenaje al portero de discoteca rumano Catalin Stefan y al relaciones públicas Alejandro Muñoz asesinados el pasado lunes en Madrid concentró en la noche del domingo en el lugar en el que fue tiroteado Catalin a unos 500 compañeros de ambos que les recordaron en sentido y emotivo silencio.

En la esquina de la calle de La Priora con la Costanilla de los Ángeles se situó un altar improvisado sobre el que se colocaron dos grandes fotos de Catalin y Alejandro así como una veintena de pequeños retratos de ambos y una gran bandera de Rumanía pegados en la pared.

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Allí depositaban sus ramos de flores y sus velas rojas las personas que iban llegando a la concentración que interrumpían el riguroso silencio con aplausos y que se rodeaban de continuos abrazos de apoyo y ánimo.

Crítica a la prensa

Algunos de los presentes denunciaron en alto las informaciones difundidas por los medios de comunicación al respecto del suceso y reclamaron el respeto y la dignidad, así como una información veraz sobre la profesión de portero.

Una persona que se presentó como jefe de Relaciones Públicas de Heaven dirigió unas palabras a los presentes en las que ensalzó la labor profesional de Catalin y Alejandro, calificados de compañeros y amigos, agradeció la presencia de todos y reclamó de igual modo de los medios de comunicación una información no tergiversada sobre la realidad de la noche de Madrid que ensalzó "como una de las mejores del mundo".

Gestos de solidaridad

Muchos de los concentrados portaban camisetas de recuerdo a Catalin que en su parte frontal mostraban el eslogan 'Tus amigos no te olvidarán' sobre una foto del fallecido, y que en su parte posterior reivindicaban su condición profesional con la frase 'Yo también soy portero'.

Evidenciaban también su solidaridad un buen grupo de los presentes con una pegatina sobre su vestimenta que en texto negro sobre blanco señalaba que 'Todos somos porteros'.

La concentración estuvo vigilada con un dispositivo discreto de una dotación de Policía Nacional en un furgón y por varias patrullas de Policía Municipal en las calles aledañas.

Dos mujeres familiares de Catalin con un semblante entristecido y absoluto decaimiento eran arropadas por un grupo de compañeros que al cabo de unos minutos las acompañaron calle abajo ante la debilidad mostrada por una de ellas.

Momentos de tensión

Tan sólo la pregunta de una periodista que en voz alta cuestionaba a uno de los compañeros de Catalin sobre la pertenencia de éste a algún tipo de mafia alteró los nervios de los concentrados que arremetieron verbalmente y con gran tensión contra los medios de comunicación, hasta que una voz reclamó escrupuloso silencio por el motivo que les hacía hecho llegar hasta allí.

Con más muestras de solidaridad, abrazos, besos emocionados y palabras de cariño los presentes fueron retirándose de la concentración y perdiéndose en la gélida noche de la capital, acompañada esta vez de una finísima y entristecida llovizna.

 
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