Los precios de los alimentos en el mundo volverán a subir
Evans señala que la proporción de ayuda del mundo rico a la agricultura en los países en desarrollo ha bajado de un 17 por ciento en 1980 a un 3 por ciento en el 2006
El descenso registrado últimamente en los precios de los alimentos es un fenómeno puramente coyuntural, según advierte un informe presentado este lunes en Londres, según el cual éstos aumentarán en cuanto se supere la crisis económica.
El informe, publicado por Chatham House (Instituto de Relaciones Internacionales del Reino Unido) y del que es autor Alex Evans, experto en cambio climático de la Universidad de Nueva York, recomienda a los políticos que tomen ya medidas para prevenir una crisis alimentaria mundial.
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"El suministro de alimentos tendrá que crecer un 50 por ciento de aquí al año 2030 para hacer frente a la demanda prevista, pero el cambio climático, la escasez de agua y la competencia por la tierra hará cada vez más difícil que puedan conseguirse esos objetivos", ha advertido el autor.
El cambio climático provocará más desnutrición
El cambio climático provocará que se incrementen entre 40 y 170 millones el número de personas desnutridas en el mundo, según el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático.
Aun cuando el aumento de las temperaturas medias puede incrementar la producción agrícola en latitudes más altas, en las más bajas- donde está la mayoría de los países en desarrollo- el impacto será, por el contrario, negativo.
La mayor frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos extremos y la escasez de agua tendrán un impacto negativo en la producción alimentaria, que se verá también afectada por la necesidad de reducir las emisiones de CO2 de la agricultura, que representa el 32 por ciento de las mismas si se incluye la deforestación.
La energía afecta a los precios de los alimentos
La energía afecta también de distintas maneras a los precios de los alimentos: desde las tarifas de los fertilizantes, el consumo de energía en la propia granja y los gastos del transporte hasta la tendencia más reciente de utilizar las cosechas para producir biocombustible.
Aunque los precios del petróleo han sufrido un fuerte descenso desde el pasado verano -desde 147 dólares en julio hasta 40 dólares el pasado diciembre-, la falta de inversiones en nuevas actividades productivas, unida al declinar de los yacimientos existentes, indica que volverán a registrar una fuerte subida tan pronto como se supere la crisis económica.
La escasez de agua, por otro lado, se está convirtiendo en un problema muy grave por el incremento de la población y de su consumo per capita: para el año 2050, más de 4.000 millones de personas vivirán en países con una falta crónica de agua, y la agricultura, que representa el 70 por ciento del gasto, será particularmente vulnerable.
Recomendaciones
De ahí que el informe recomiende hacer más flexibles los sistemas de producción y distribución de alimentos en todo el mundo, dado que las próximas décadas se caracterizarán por mayores turbulencias en el sector, pero también hacerlos más sostenibles y más equitativos.
Evans señala que la proporción de ayuda del mundo rico a la agricultura en los países en desarrollo ha bajado de un 17 por ciento en 1980 a un 3 por ciento en el 2006, tendencia que hay que corregir con urgencia.
Otra recomendación es invertir en una "revolución verde" propia del nuevo siglo, que no utilice tantos insumos (agua, fertilizantes, pesticidas y energía), sino que integre inteligentemente los últimos conocimientos en materia de riego, gestión del suelo y fertilidad.
El informe recomienda asimismo prestar especial atención a los pequeños agricultores, ayudándolos, entre otras cosas, a cumplir los estándares de los supermercados y otros mayoristas, y mejorar el acceso a los sistemas de protección social, de los que actualmente sólo se beneficia un 20 por ciento de la población mundial.