Una mujer iraní quemada con ácido decide aplicar la ley del Talión a su verdugo
Según la legislación iraní, Ameneh 'sólo' podrá cegarle de un ojo, ya que las leyes establecen que la mujer vale la mitad que un hombre, es decir, dos ojos de una mujer por uno de un hombre
Una mujer iraní de 30 años, Ameneh Bahrami, que en 2004 quedó ciega cuando un pretendiente despechado le arrojó ácido a la cara después de que no le aceptara como esposo, ha decidido aplicar la ley Talión, que permite la legislación de Irán y que exige un castigo igual al crimen cometido.
La joven, que vive en Barcelona, donde ha sido sometida a diferentes intervenciones quirúrgicas en ojos y rostro, ha explicado que ha rechazado la petición de piedad de su verdugo, un compañero de facultad, quien le ha llegado a implorar que, sino le perdona, le mate, pero que no le deje ciego.
Más información
Ameneh recuerda que él no tuvo ninguna compasión cuando le esperó durante horas en la puerta de su trabajo para quemarle la cara y dejarla ciega, y ha añadido, además, que su verdugo será "afortunado", al menos más que ella: "Será anestesiado antes de que se le arrojen cinco o diez gotas de ácido en los ojos, será fácil para él", ha dicho inflexible.
Ella no podrá ejecutar la sentencia
La mujer está a la espera de una carta del juzgado de su país para viajar a Irán, aunque se da la circunstancia de que, al estar totalmente ciega, no podrá ejecutar ella la sentencia, pero, recalca: "Habrá mucha gente que quiere hacerlo por mí".
Según la legislación iraní, Ameneh "sólo" podrá cegarle de un ojo si no paga antes 20.000 euros por ejecutar la sentencia de forma total, ya que las leyes de su país establecen que la mujer vale la mitad que un hombre, es decir, dos ojos de una mujer por uno de un hombre.
"Yo quiero pagarle con el ojo por ojo", ha asegurado Ameneh, quien cree que el hombre que le agredió "no debe ir por la calle libremente, la gente tiene derecho a estar segura y saber lo que hizo".
Con una pensión española
La joven iraní, huida de su país por miedo, vive sola desde hace cuatro años en una habitación de alquiler en un piso compartido, gracias a una pequeña pensión de 400 euros del Gobierno español, aunque asegura que sufre mareos, está enferma y necesita a alguien para su día a día, pero que su madre no puede venir porque no le conceden el visado.
No obstante, asegura que prefiere esta situación a regresar a Irán, y teme también por lo que le pueda pasar a su familia y amigos.
El doctor Ramón Médel, del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona, ha explicado que Ameneh, a la que ha atendido, llegó a mantener durante dos años la visión del 40% de un ojo, pero que una infección por hongos acabó dejándola ciega totalmente.