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El Mundial de F1 empieza con 'Guerra Civil'

En un concurso de chapuceros es muy probable que los responsables de la FIA ganasen una de esas medallas con las que Ecclestone quería premiar a los 3 primeros pilotos de cada carrera (sólo a los 3 primeros). Si alguien intenta hacerlo peor que ellos deliberadamente lo tendrá muy difícil porque han puesto el listón de la incompetencia demasiado alto. Debe ser porque Mosley se ha acostumbrado a los escándalos y le gustan (lo de la orgía con disfraces fue insuperable), pero el caso es que haciendo el ridículo son capaces de superarse día a día.

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No conozco un deporte en el que haya tantos cambios de reglas un año tras otro. Al final conseguirán que nadie se entere de nada, que parece ser su propósito. La insensatez de intentar cambiar victorias por puntos para decidir el campeón fue tan absurda como atropellada e insolidaria (no consultaron ni a equipos ni a pilotos). Y además antireglamentaria porque las propias normas de la FIA obligan a tomar y comunicar decisiones de este tipo al menos 20 días antes de empezar el Mundial ¡Resulta vergonzante que no conozcan ni sus propias reglas! No contentos con eso, un reglamento ambiguo y con lagunas ha provocado que el resultado final de las primeras carreras no se conozca hasta dentro de 2 semanas. En Melbourne los comisarios han declarado legales los difusores traseros de Brawn, Toyota y Williams pero los equipos que se oponen y han protestado oficialmente (Ferrari, Red Bull, Renault y BMW) recurrirán al Tribunal de Apelación, que no se reunirá hasta después del GP de Malasia. Es decir, la clasificación de ambas carreras podría verse modificada días después.

Ecclestone, que, aunque no lo parezca, no es el dueño de la F1 (la propiedad pertenece a CVC Capital Partners y tienen al viejo Bernie al mando por su control absoluto y su capacidad para manejar a su antojo cualquier situación) está acostumbrado a que todos le digan "si, buana" y nadie le plante cara, pero la situación ha cambiado. Los equipos se han unido (la FOTA es la organización que los representa) y tienen mucha más fuerza que antes. El mandamás y su ex abogado Mosley ya no tienen tanto poder. El reparto del dinero es otro punto de fricción en un enfrentamiento que cada vez es más intenso y más evidente.

 
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