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Saddam Hussein simuló poseer armas de destrucción para no parecer débil a ojos de Irán

Saddam también afirmó que estaba convencido de que Irán, país con el que mantuvo una sangrienta guerra en los años ochenta, estaba intentando anexionarse el sur de Irak

El ex dictador iraquí Saddam Hussein admitió ante un interrogador del FBI antes de ser ahorcado en diciembre de 2006 que dejó creer a Estados Unidos que poseía armas de destrucción masiva para no parecer un país débil a ojos del vecino Irán, por entonces principal enemigo de Irak.

Así lo revelan informes desclasificados este miércoles con los interrogatorios realizados por la Policía Federal estadounidense tras la detención del ex presidente iraquí, quien también calificó al líder de la red terrorista Al Qaeda, Usama bin Laden, de 'fanático', añadiendo que no tenía ningún vínculo con este grupo.

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De hecho, Sadam reconoció que se sentía tan vulnerable ante los líderes iraníes que hubiera estado dispuesto a intentar un "acuerdo de seguridad con Estados Unidos para proteger" a Irak de las "amenazas de la región", informa el diario 'The Washington Post'.

Las armas de la discordia

La anterior Administración norteamericana de George W. Bush invadió Irak en marzo de 2003 bajo las acusaciones tanto de que el régimen de Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva como de que mantenía vínculos significativos con Al Qaeda.

El ex presidente iraquí, que según los informes desclasificados se había mostrado desafiante en los anteriores interrogatorios, admitió que debió haber permitido a Naciones Unidas que atestiguara la destrucción de las armas que poseía Irak después de la guerra del Golfo de 1991.

Los informes de las entrevistas del FBI, que se componen de 20 interrogatorios formales y cinco "conversaciones informales" en el año 2004, han sido desclasificadas en virtud del Acta de Libertad de Información por el Archivo de Seguridad Nacional, que los colgó este miércoles en su página web.

Thomas S. Blanton, director del archivo, consideró que no hay ninguna razón para mantener en secreto los interrogatorios que el FBI hizo a Sadam Husein, que tuvieron lugar entre el 7 de febrero y el 28 de junio de 2004. Después, el ex dictador fue transferido a las autoridades iraquíes, que le juzgaron y ejecutaron.

Conversaciones 'formales e informales'

Los interrogatorios más formales van desde el ascenso de Sadam al poder, la invasión de Kuwait hasta la persecución de la mayoría chií del país, que se explica con sumo detalle. En cambio, el FBI dejó para las "conversaciones informales" el tema de las armas de destrucción masiva y los supuestos vínculos con Al Qaeda.

Para el director del Archivo de Seguridad Nacional, esto sugiere que la Policía Federal recibió nuevas órdenes de Washington para que profundizara en estos temas, los más espinosos para la Administración de Bush.

En una entrevista concedida el año pasado a la CBS, el agente que llevó a cabo los interrogatorios, George L. Piro, que se hicieron en árabe, explicó que en ningún momento utilizó métodos coercitivos porque esto "va en contra de la política del FBI".

En un momento dado, Sadam definió como una fantasía los numerosos informes de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos que decían que utilizaba un doble para evitar ser asesinado. "No es la realidad", dijo el ex presidente mientras se reía. En cambio, señaló que sólo había usado un teléfono dos veces desde 1990 y que raramente dormía en el mismo sitio más de dos días seguidos.

Las pretensiones de Irán

Sadam también afirmó que estaba convencido de que Irán, país con el que mantuvo una sangrienta guerra en los años ochenta, estaba intentando anexionarse el sur de Irak, principalmente de mayoría chií. "Husein veía a los otros países de Oriente Próximo tan débiles que no podrían defenderse a sí mismo o a Irak de un ataque de Irán", resaltó Piro en sus conclusiones sobre el interrogatorios del 11 de junio de 2004.

"La amenaza de Irán fue el factor principal por el que no permitió el regreso de los inspectores de la ONU. Husein subrayó que estaba más preocupado de que Irán descubriera la debilidad y vulnerabilidad de Irak que por las consecuencias en Estados Unidos", añadió Piro.

Piro hizo hincapié en Bin Laden en la última conversación que mantuvo con Sadam, quien le dijo que era "un creyente, pero no un fanático" y que "la religión y el gobierno no deben mezclarse", por lo que aseguró que nunca se había reunido con el líder de Al Qaeda y que "no tenían la misma creencia o visión".

 
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