Dos años y tres meses de cárcel por molestar a los vecinos con la televisión
La sonometría efectuada por la Policía en el piso del condenado recogieron un valor de 88,8 decibelios, cuando el máximo es de 40
Un vecino de Bilbao ha sido condenado a dos años y tres meses de prisión por "desquiciar" con el aparato de televisión y el equipo de música al matrimonio que reside en el piso contiguo al suyo, en el Casco Viejo de Bilbao. El condenado ponía la televisión y la música "a tope" a diferentes hora del día y de la noche, llegando incluso a colocar los altavoces en una chimenea para ampliar el sonido del mismo. Los hechos se iniciaron en septiembre de 2005 y se han prolongado "durante largos periodos de tiempo".
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La vecina afectad ha señalado que a lo largo de estos años han pasado "calvario", ya que no han podido "descansar" ni conciliar la vida familiar". "Todo ha sido consciente, muy conscientemente", resaltó.
Más incisivo fue su marido Fernando, quien recordó que a lo largo de estos años le ha rogado "encarecidamente" a su vecino que bajara el volumen de sus aparatos, ya que "su salón hace pared medianera con nuestro dormitorio. Detrás de nuestro armario él tiene una chimenea, y dentro de chimenea tiene metidos los altavoces de los equipos musicales. Imaginaros lo que retumba aquí (en su dormitorio)".
"Sala de fiestas"
Fernando comparó su dormitorio con "una sala de fiestas" por cómo se oía la música en el mismo, sobre todo por la noche. "Nos teníamos que marchar (de la habitación), marcharnos al sofá o a otra habitación y cerrar la puerta, porque esto era imposible...y una vez que te ha despertado ya no puedes conciliar el sueño, estás excitado, con palpitaciones, y tenía que tomar una pastilla y marcharme de aquí", resaltó.
Tras años aguantando, y tratando de arreglar el problema amigablemente, Fernando y Asun optaron finalmente por ponerse en manos de un despacho de abogados, hasta llegar a juicio. "Yo nunca hubiera querido tener que dar este paso, tener que vernos en una sala de juicios, pero para mí es desagradable tener que llegar a esto. Lo único que he querido es, no indemnizaciones, sino que se haga justicia y me deje tranquilo a mi mujer y a mí. Desconozco el porqué de su actitud, lo desconozco, yo a él no le he hecho nunca nada", señaló.
Fernando se mostró safisfecho "en parte" por la resolución judicial que condena a su vecino, aunque él lo que hubiera querido es que "echen a este hombre de aquí, porque yo no sé si va a seguir continuando (con el ruido). Cada vez que entro por la puerta de casa a las diez, diez y pico (horas), ya empiezo a decir `A ver qué va a pasar este noche!. Además estoy medicándome porque el psiquiatra me ha puesto en tratamiento".
Podría ingresar en prisión
Por su parte, el abogado de la familia, Alberto Martínez, señaló que acusado, médico de profesión de 64 años de edad, "podría ingresar en prisión".
Martínez relató que, entre otras cosas, el acusado "tenía la televisión conectada a un equipo de audio, y todo ello dentro de la campana de la chimenea del edificio, con lo que el efecto era de rebote y hacía que sonase mucho más en el domicilio de mis patrocinados".
Según explicó, las sonometrías realizadas por la Policía Municipal para recoger el volumen que partía del domicilio demandado a diferentes horas del día y de la noche "arrojaron todas ellas valores muy por encima de la ordenanza municipal".
"A modo de ejemplo, la primera de las sonometrías (realizada en septiembre de 2005), a las cinco menos veinte de la tarde dio unos valores máximos de entre 55,6 hasta 60,6 decibelios, cuando el máximo en horario diurno es de 40 decibelios, con lo que supera en más del 50 por ciento el nivel máximo. Y esto es en domicilio de mis defendidos, pero cuando se consiguió hacer una sonometría en la fuente emisora del ruido (domicilio del demandado) en el mes de noviembre arrojó 88,8 decibelios", agregó.
Respecto al ruido nocturno, citó una medición realizada en el año 2007, y que desencadenó ya la interposición de la querella, en el que "durante todo un fin de semana desde el viernes a la tarde hasta el domingo a la mañana, el aparato de música o el televisor estuvo conectado en la campana del edificio".
El abogado explicó que el acusado ha alegado a lo largo de todos estos años que padecía sordera, que ha quedado acreditada que era leve, y que suponía que tenía que tener "un poquito más alto" el volumen de la televisión o el equipo de música, "pero en modo alguno exigía que tenía que tener los niveles (de volumen) que se acreditaron, y también una explicación peregrina, que decía que grababa programas de televisión cuando no estaba en casa, y que dejaba encendida la televisión por cuestión de seguridad".