Descubren en el Sáhara nuevas especies de cocodrilos ancestrales
Los cocodrilos, tres de ellos nuevas especies, son restos de un extraño mundo de reptiles de hace 100 millones de años
Investigadores de la Universidad de Chicago han descubierto en el Sáhara un conjunto de fósiles de cinco cocodrilos ancestrales, uno de ellos con dientes como colmillos de jabalí y otro con un hocico como el pico de un pato.
Los cocodrilos, tres de ellos nuevas especies, son restos de un extraño mundo de reptiles que habitaban las tierras del sur del supercontinente Gondwana hace 100 millones de años. Los descubrimientos se publican en la revista National Geographic.
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Los científicos, dirigidos por Paul Sereno, descubrieron los restos fósiles en una serie de expediciones que comenzaron en el año 2000 en el Sahara. Muchos de los fósiles yacían en la superficie de una estrecha franja de rocas y dunas azotadas por el viento. Los cocodrilos habitaban lo que es hoy Nigeria y Marruecos cuando existían amplios cursos de ríos en las exuberantes planicies y los dinosaurios dominaban la Tierra.
Según explica Sereno, "estas especies abren una ventana a un mundo de cocodrilos completamente ajeno al de los continentes del norte. El Sarcosuchus imperator, conocido como SuperCroc por sus 12 metros de largo y 8 toneladas de peso, es el primero y más grande de los descubiertos por los investigadores en el Sáhara.
Los fósiles de las especies descubiertas después mostraban que estos animales andaban sobre dos patas, con sus brazos y piernas bajo el cuerpo como los mamíferos terrestres en vez de arrastrando sus vientres por el suelo y con las patas a los lados.
Descubiertos en Nigeria y Marruecos
Las tres nuevas especies descubiertas son el Kaprosuchus saharicus, un carnívoro con hocico de armadura de seis metros de largo hallado en Nigeria; el Araripesuchus rattoides, que se alimentaba de plantas y larvas y medía sólo un metro y descubierto en Marruecos; y el Laganosuchus thaumastos, cuyos fósiles se desenterraron en Nigeria y Marruecos y que comía pescado y medía seis metros de largo, con una cabeza plana que alcanzaba casi un metro de longitud.
Los fósiles de las especies ya conocidas del Anatosuchus minor y el Araripesuchus wegeneri, se descubrieron en Nigeria y en vida medían un metro de largo. El primero de ellos se alimentaba de peces, ranas y larvas y tenía áreas sensitivas especiales en la terminación del hocico que le permitía buscar raíces en la orilla o presas en aguas poco profundas. El Araripesuchus wegeneri comía plantas y larvas que buscaba con un hocico similar al de un perro y buen nadador.
"Nos sorprendimos de encontrar tantas especies a la vez en el mismo lugar. Cada cocodrilo aparentemente tenía dietas diferentes y conductas distintas. Parece que se habían dividido los ecosistemas, cada especie aprovechándose de sus ventajas a su manera", comenta Hans Larsson, miembro del equipo de Sereno.