'Otros ni dimiten'

A la ya expresidenta del Parlament balear ha habido que sacarla casi con 'forceps' del cargo. Ha tenido que venir un compañero de partido a tirarle a la cara 300.000 euros corruptos para que a Maria Antonia Munar no le haya quedado más remedio que anunciar que abandona la política y de paso evitarle a los ciudadanos de Baleares la vergüenza de verla presidiendo el lunes los actos del dia de la Comunidad.

La princesa Munar, como es conocida en la isla y su partido, la Unio Mallorquina es hoy el paradigma de la corrupción en una comunidad que necesita una regeneración urgente porque el PP de Matas parecía también la cueva de Ali Babá y los socialistas cometieron el pecado de pactar con la corrupta Unio para lograr el Gobierno y han tardado demasiado en romper. No se puede pactar a cualquier precio.

A Munar le ha costado pero al menos ha dimitido, porque otros muchos siguen ahí, amarrados al cargo. El caso más escándaloso es el de Carlos Fabra, el presidente de la Diputación de Castellón, investigado por hasta 6 graves delitos fiscales y de corrupción y que sigue manejando los hilos del PP valenciano en donde también resiste impasible el presidente de la Generalitat, Francisco Camps a pesar de estar en la pirámide del escandalo de corrupción de la Gürtel. Eso por no hablar del senador Barcenas que sigue en su escaño a pesar de las evidencias de su papel clave en la trama de los Correa y compañía.

En España sigue siendo muy difícil ver dimitir a un político. Por no dimitir del todo ni ha dimitido el diputado Nacho Uriarte, el presidente de los jóvenes del PP, que conducía bebido por Madrid. No sólo no ha dimitido sino que a algunos sólo les ha faltado aplaudirle.