Asínoloarreglamos.es

La reunión nos ha dejado la constatación de una muy mala noticia: tenemos unos líderes políticos que ni siquiera son capaces de escenificar una mínima unidad a la portuguesa.

Zapatero y Rajoy nos han vuelto a decepcionar; bien es verdad que uno más que otro porque hoy era el día en el que Rajoy tenía que poner por delante los intereses de España a las expectativas de su partido. Pero se ha negado a una comparecencia conjunta, y no ha habido tampoco un mensaje único de apoyo a la solvencia de España y de tranquilidad a los mercados.

Cada uno por su lado, cada uno con sus intereses cuando lo que hoy está en juego es el futuro de todos, el futuro del país, víctima estos días de un ataque feroz y especulativo de los mercados.

Seguro que Rajoy ha contentado a los suyos que estarán celebrándolo en la calle Génova pero una vez más ha desaprovechado una ocasión para demostrar su talla de estadista e institucional. Hoy no era el día para que nos repitiera su programa electoral, hoy no era el día para que volviera a insinuar que si seguimos así podemos ser Grecia y hoy no era el día para aprovechar el escenario oficial de Moncloa para pedir con medias palabras elecciones anticipadas.

Enfrente, Zapatero continúa abrazado a su optimismo como última tabla de salvación en medio del caos. El presidente nos ha vuelto a dejar con la duda de si realmente es consciente de la gravedad de la situación y si es suficiente pedir confianza con los primeros datos, más bien indicios muy leves de mejora de la economía.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Confianza y credibilidad es precisamente lo que ha perdido Zapatero en estos dos años de crisis y en la calle, la sensación es que ahora estamos peor que hace un año y que el gobierno está paralizado.

Si no es así, que lo demuestre y pronto porque la próxima reunión de los dos puede ser demasiado tarde.