Llamarse como un coche

Sus padres le pusieron Zoe porque en griego significa 'la vida' y porque era original. Tanto que ahora, Renault ha bautizado así el prototipo del que debe ser su futuro coche eléctrico. Una coincidencia que para la joven parisiense de 23 años es insoportable: "Escuchar frases como "el Zoe está averiado", "hay que revisar el Zoe" o "se mató con su Zoe", además de los sarcasmos posibles sobre mi persona y el vehículo... no lo podría soportar", asegura. Su abogado ha enviado una carta a la compañía automovilística en la que le pide que reconsidere el nombre del futuro modelo en aras de no "herir" la sensibilidad de potenciales clientes.

Zoe, que además tiene Renault como primer apellido, ha recurrido -según detalla hoy en sus páginas el diario 'Le Parisien'- a la Asociación de Defensa de los nombres propios, donde se señala que 30.000 personas en Francia tienen el mismo problema ya que Zoé es uno de los que están de moda en estos momentos.

Un portavoz de la compañía muestra su comprensión y puntualiza que, de momento, "es el nombre de un prototipo, no es una elección definitiva" aunque reconoce que es "corto, dinámico, fácil de recordar y utilizable en el extranjero". Para el abogado de la Asociación, por el contrario, "el espectro de posibilidades para denominar un producto de consumo es tan amplio como la propia lengua francesa. Para denominar a los humanos están los nombres propios. Se trata de la frontera evidente entre lo vivo y lo inerte".

En Francia, ya ha habido casos de coincidencia entre humanos y coches. En 1999, el fiscal de Nantes se opuso a que una niña fuera inscrita en el registro civil con el nombre de Mégane Renaud por considerar que iba a sufrir con el posible escarnio de sus compañeros de colegio. Sus padres, no obstante, insistieron y un tribunal les dio la razón al tener en cuenta "la brevedad que el consumo impone a los modelos de coches".