Economía y negocios

La inversión de la Iglesia en el ladrillo hundió CajaSur

CajaSur fue advertida en 2005 de inversiones de riesgo en el sector inmobiliario, algo que le valió un expediente a su consejo y la salida pactada de su entonces presidente

Hasta en dos ocasiones el banco reiteró a la caja que frenara sus inversiones en estos sectores ya que comprometía un muy alto porcentaje de su negocio.

Este informe del banco de España, en 2005 provocó que se acelerara la salida pactada de la caja del que en ese momento era su presidente, Miguel Castillejo.

El banco alertaba entonces del elevado riesgo que CajaSur había asumido en algunas de sus inversiones, relacionadas fundamentalmente con la construcción, a través de algunas empresas participadas, como arenal sur 21, vinculada al empresario, Rafael Gómez imputado en la Operación Malaya.

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El banco ordenaba a la entidad revisar las cuentas del año 2004 y abría expediente a parte del consejo de administración y al que era director general de la caja. Unas operaciones que provocaron que la entidad tuviera que aprobar provisiones para hacer frente a esos riesgos.

Con Miguel Castillejo a la cabeza, CajaSur intenta en 2002 escapar de la tutela de la Junta de Andalucía a través de una reforma, aludiendo a la singularidad de la caja, como caja de la Iglesia. Dos años antes, el presidente de la caja , había logrado dilatar un tiempo más su presencia en la caja, haciendo que el Gobierno central recurriera ante el Tribunal Constitucional la Ley de Cajas, que en uno de sus artículos le obligaba a dejar la caja, pasados los 70 años.

El entonces obispo de Córdoba Juan José Asenjo, y el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, en aquel momento consejero de Economía, pactan la vuelta a la normalidad de CajaSur y la salida de castillejo de la entidad, impulsando un proceso de renovación de los miembros del cabildo que finaliza en 2005.

A Miguel Castillejo le siguen otros dos presidentes más, uno de transición, Juan Moreno, con el que se concluye el proceso de retorno de CajaSur a la tutela de la junta, y el que hasta ahora lo era, el también sacerdote, Santiago Gómez Sierra, con el que se negocia el proceso de fusión.

Cuando la crisis hace que caigan las empresas relacionadas con el ladrillo, la situación de CajaSur empieza su deterioro. Tanto que el año 2009 se cerró con más de 596 millones de pérdidas, a las que se suman en estos primeros meses de 2010, más de 114 millones de euros.

A pesar de ello y de una negociación laboral muy complicada, el cabildo ha mirado siempre con mejores ojos hacia cajas de otras comunidades que hacia la propia Unicaja para la fusión. De hecho, desde el ámbito sindical, se llega incluso a hablar de un acercamiento a Caja Murcia, que no llega a hacerse patente, pero que tras la intervención del Banco de España ha mostrado su interés por Cajasur.

La Iglesia, a través del cabildo a pesar de una negociación dura, ha querido mantener sus privilegios, por eso el protocolo de fusión con Unicaja incluía que la futura entidad mantendría una fundación gestionada por la Iglesia y con cargo a la obras social y cultural con una dotación inicial de 24 millones de euros.