El ciego salvaje a la batería
El otro día leí sobre una pobre guitarrista invidente que cayó al metro de Madrid y perdió un brazo. Una horrible desgracia. Pero por otro lado vuelve a poner en la mente el gran número de invidentes que se han dedicado a la música, muchos de ellos con enorme trascendencia. Hoy competiremos el sofá con algunos de ellos.
Dentro del blues abundan los músicos ciegos, muchos de ellos lo llevan en su nombre artístico como “Blind” Willie Johnson . También tuvieron un importante peso en la historia del blues gente como "Blind" Willie McTell o "Blind" Lemon Jefferson. Johnson vivió en EEUU desde finales del S.XIX hasta su muerte después de la II Guerra Mundial, pero este bluesman no nació ciego. Cuenta la leyenda que su madrastra le arrojó lejía a los ojos después de encontrar a su padre en la cama con otra mujer. Tenía siete años. La música de “Blind” Willie Johnson se recuperó para el documental producido por Martin Scorsese y dirigido por Win Wenders, “The Soul of a Man”.
“Blind” Willie Johnson consiguió pasar a la Historia. Sus canciones siguen sonando casi un siglo después en versiones de White Stripes, Nick Cave o Eric Burdon (The Animals). Además, si algún día un ser de otro planeta localiza el disco lanzado al espacio en 1977 en la Voyager, podrá escuchar “Dark was the night”.
Ray Charles también perdió la vista a los siete años, en este caso fue un glaucoma. Charles aprendió a leer música en braille en un centro para invidentes. El éxito de su carrera es de sobra conocido, también fue llevado al cine en este caso por Taylor Hackford en 2004.
Wonder fichó por la Motown cuando todavía era un niño, algún genio le vio potencial. Pronto aprendió a desenvolverse con soltura. No podía ver, pero podía hacer muchas otras cosas que poca gente puede. La historia de hoy es la de un hombre negro guiado a través de un escenario hasta una silla. Otro hombre le tiende dos baquetas y la arrima el asiento. El ciego toma contacto y pilla el ritmo pronto. Va soltando las muñecas, calentando, acelerando. Pronto la banda para de tocar. Nadie puede seguir el ritmo. Durante unos minutos se oye el estruendo de una batería poseída, salvaje, explosiva.
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