Diez lindas primaveras
El Primavera Sound ha celebrado su décima edición entre un clima festivo, una asistencia masiva y un cartel seleccionado hasta el más mínimo detalle
Wilco, Pixies, Pavement y lo más selecto de la actualidad musical internacional se ha congregado en Barcelona este fin de semana para celebrar el décimo aniversario de uno de los festivales españoles con más pedigrí.
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Escribir de un festival siempre se antoja complicado. Quizá porque desde la primera elección sonora el asistente configura su propio destino. Viene a ser como aquellos libros rojos que contaban una aventura diferente según el lector pasase por unas páginas u otras, la diferencia es que aquí a veces te cruzas con amigos o conocidos por el camino. El Primavera Sound da para recrear decenas de festivales diferentes, cada uno de los seis escenarios principales ofrece un menú completo, pero lo interesante está en mezclar platos.
El jueves arrancaba el festival con algo de fina lluvia y varios nombres subrayados en el plano-horario que te ofrecen a la entrada. La noche caía sobre Barcelona con la primera actuación de The XX, la banda postadolescente acaba de firmar uno de los trabajos más interesantes del año y había una notable expectación por ver una actuación que resultó algo seca y con falta de emotividad. Su disco es tranquilo, pero su directo peca de falta de comunión. Poco después arrancaba el regreso a nuestro país de Superchunk, estos si ofrecieron exactamente lo que se esperaba de ellos, los años no siempre pesan. Las próximas horas volaron entre los dos escenarios principales, a las once comenzaba Broken Social Scene, a la una Pavement y a dos y media Fuck Bottons, los chicos de Yo La Tengo con su traje de versiones. En los escenarios más lejanos, como en otras galaxias, sucedían movimientos al margen, festivales paralelos, conciertos totalmente diferentes. APSE, Wild Beasts, Delorean y Marc Piñol bajaban el telón en esas latitudes.
Spoon, Wilco y Pixies
El viernes se anunciaba una tormenta que no llegó, el mar que baña el Forum estaba agitado, pero la noche grande de este Primavera transcurriría tranquila. La tarde comenzó con Low tocando en el auditorio del Parc el mítico "The Great Destroyer" , un disco clave en el sonido de la banda. En el escenario principal se congregaba la apuesta fuerte de los organizadores, Spoon, Wilco y Pixies. Tres grandes actuaciones que recorrieron los momentos estelares de tres formaciones tan diferentes como interesantes. La banda de Jeff Tweedy ofreció un repaso por su último disco salpicado por recuerdos sonoros de sus grandes viajes. La voz de Tweedy y las guitarras que la secundan electrificaron una noche en la que los Pixies serían la gran estrella. Desde su regreso en 2004, tras más de una década separados, había muchas ganas de verlos por España. Cierto que Francis tiene menos pelo y bastantes más kilos, pero mantiene la misma voz que tronara en los garitos de los ochenta. El cierre a su actuación pasará como uno de los mejores momentos del festival.
El que configurase su noche al margen de las grandes bandas también tuvo dónde elegir. Cocorosie era uno de esos nombres en boca de muchos. Marc Almond, Yeasayer y Wire eran otras ofertas interesantes.
Sonidos locales
El sábado amaneció soleado y con Barcelona completamente invadida de extranjeros. Quizá por ello este año se apostase por introducir en el festival un escenario con grupos nacionales. Buenas bandas, que en algunos casos, han actuado hasta en tres ocasiones durante el festival. La iniciativa "Sound from Spain" no atrajo a demasiados extranjeros, pero varios tuvieron ocasión de ver a Mujeres cerrando la noche del viernescon una versión del "Run, run, run" de la Velvet o a Delorean haciendo lo propio el jueves. Pero también se hizo hueco para el blues salvaje de Guadalupe Plata, el folk de Boat Beam, el mundo paralelo de Bigott o para Standstill.
El sábado se cerraban diez años de lindas primaveras, diez años de un festival que ha ido creciendo con coherencia, con una idea clara y con una selección musical de primer nivel. Un buen ejemplo del ascenso y del ojo para el talento de este festival es Grizzly Bear, hace tres años se presentaban en un escenario menor y a horas intempestivas y este año comparecían a las diez de la noche en uno de los escenarios grandes. A la misma hora y bajo el techo del auditorio tenía lugar otro de los experimentos de este festival, varios maestros del flamenco tocaban junto a Kiko Veneno "La Leyenda del Tiempo", el mítico disco que Camarón grabó hace ya treinta años. El formato tan de moda de tocar un disco al completo se repetía en el escenario principal con el regreso de The Charlatans y su "Some Friendly". La noche ofrecía muchas cosas interesantes como la atinada actuación de Built to Spill, la rabia de The Bundles, el sonido oscuro de Gary Numan o el dub del gran veterano del festival Lee Perry.
Se acababa el Primavera Sound con más de 170 actuaciones distribuidas a lo largo de tres días de música frente al mar. Tres días de clásicos, leyendas, reuniones y nuevos descubrimientos. Un festival que marca tendencia, que apuesta y recupera sus apuestas. Un festival que suele ser el favorito de las bandas internacionales.
