Un sólo coche para llevarlos a todos
Extender en España una práctica que ya es común en países como Alemania o Canadá, el coche compartido o carpooling, es el objetivo de Amovens
De momento, esta iniciativa parece que están teniendo éxito. En su primer y único año de vida, la empresa ya ha facilitado 18.000 viajes en coche compartido.
Puede parecer inútil a los afortunados que disponen de un medio de transporte público accesible y con buenas conexiones para ir de casa al trabajo o de casa a la universidad, pero sin duda no lo es para los que viven un via crucis interminable cada mañana, con paradas en metro, autobús, tren y un paseíto a la interperie. ¿Cuántos coches con su conductor como único pasajero recorren a diario los mismos trayectos que estos sufridores? Suficientes para llevarlos a todos.
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Amovens es una de las empresas españolas que, conscientes de esta paradoja, ofrecen un servicio tan lógico como poco conocido. Se trata de poner en contacto a través de internet a aquellos que conducen solos con sus potenciales acompañantes y contribuyentes. El procedimiento es sencillo: el dueño del coche fija un precio, asistido por la aplicación de Amovens, en el que incluye todos los costes del viaje: gasolina, peajes, amortización del vehículo. Aplicando el sentido común, y habida cuenta de que son al menos cinco las plazas disponibles en un sólo automóvil, esos precios suelen ser muy bajos para distancias cortas. Una vez publicado el anuncio, cualquiera puede acceder a la web de Amovens y, tras comparar las distintas opciones y precios disponibles, ponerse en contacto con el conductor y llegar a un acuerdo.
La idea, como los buenos actores, gana enteros en las distancias cortas, pero también suerte buenos resultados para viajes internacionales y recorridos más largos. Sobre todo en los casos de usuarios que, por alguna razón concreta, no tienen otra alternativa que realizar esos viajes en coche y utilizan la opción de compartir su coche para amortizar un poco el coste del viaje. En estos casos, el precio que se fija no puede ser proporcional a la gasolina consumida, porque eso elevaría los precios por encima de los de un billete de avión. El sentido común dicta que la aportación sea más bien una contribución que un pago a medias, con precios orientativos de unos 50 o 100 euros para trayectos Madrid-París o Madrid-Berlín.
Ahora bien, si todo es tan simple como esto, la siguiente pregunta es evidente: ¿por qué el coche compartido es todavía una práctica poco habitual en España? Para Diego Hidalgo, co-fundador de Amovens (junto con el ex presidente costarricense José María Figueras) las principales causas son la desinformación y la desconfianza. Contra la primera, la empresa cuenta con una serie de contratos y alianzas con instituciones públicas y privadas (universidades, empresas...), ásí como con festivales de música y eventos de masas. Un esfuerzo de comunicación que, al mismo tiempo, representa la base de su modelo de negocio, porque son estos clientes institucionales los que financian los servicios de Amovens. Para el usuario todo es gratis.
La segunda de las causas es más difícil de enfrentar, porque choca con un sentimiento de desconfianza muy arraigado y propio de la cultura ibérica. "Las personas muchas veces no se sienten en confianza para compartir un vehículo con una persona que considera como un desconocido", asegura Diego. Por eso uno de los aspectos más cuidados de Amovens es la seguridad. Cada uno de los usuarios registrados en la web deja no sólo su dirección de email sino también su número de móvil, donde además recibe un mensaje SMS para confirmar su autenticidad. En opinión de Diego, "eso tiene un efecto disuasivo contra cualquier uso malintencionado de la plataforma" porque desde al año pasado los teléfonos móviles se asocian a un DNI y "las personas saben que en el caso de problemas se les puede trazar fácilmente".
Para entender del todo los objetivos de Amovens, conviene remontarse a sus orígenes. Según el padre de la criatura, la idea nació en 2008, en el contexto de una crisis económica que empezaba a clavar su garras en España y se antojaba intensa y duradera. Para Diego, "la idea era lanzar un servicio que, por un lado, permitiera a los españoles ahorrar y tener un remedio contra la crisis y, por otro lado, queríamos que tuviera un impacto social positivo", reduciendo las emisiones de CO2 y el tráfico en las grandes ciudades. Y aquello fue sólo el principio. El miércoles, con motivo de su primer aniversario, Amovens entró en una nueva fase, una "versión 1.0" con una nueva web y objetivos más ambiciosos. Entre ellos, Amovens espera firmar unos 15 contratos con diversas instituciones antes de que acabe 2010.




