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Análisis:MUNDIAL | ESPAÑA, EN LA FINAL

Hoy no es el día, 'Naranja mecánica'

El fútbol tiene una deuda de gratitud con Holanda. Los niños que aprendimos a amar este deporte en aquel verano del mundial del 74 y que lloramos al ver cómo la naranja mecánica de Cruyff y Neeskens perdía injustamente ante Alemania aquella final en blanco y negro sabemos que Holanda tiene que ganar algún día un Mundial. Se lo debe el fútbol y se lo debemos los amantes de este loco deporte de pasiones y emociones. Lo mejor de aquella Holanda recaló en el Barça y todos nos hicimos un poco culés con permiso de los colores de cada uno, el azul y blanco del Celta en mi caso

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Aquellos niños y niñas del 74, que éramos demasiado pequeños para ser consientes de lo oscuro y gris que era nuestro país y que no nos imaginábamos lo mezquino y criminal que era el franquismo que agonizaba, tuvimos durante muchos mundiales a Holanda como nuestro segundo equipo, casi, casi como si fuéramos holandeses porque España nunca llegaba lejos y además Holanda era el ejemplo perfecto de país moderno, avanzado, liberal y democrático que nosotros queríamos ser.

36 años después, ya no somos niños aunque viendo un partido de fútbol lo parezcamos y el destino ha querido que la mejor Selección española de todos los tiempos haya llegado por primera vez a la final de un Mundial y enfrente se encuentre a Holanda, que busca su primer título tras perder dos finales.

Sabemos que Holanda debe ganar algún día un Mundial pero no debe ser hoy. No debe ser hoy porque la naranja mecánica de 2010 es España y no debe ser hoy porque de repente este país ha creído en sí mismo; en medio de la zozobra y el pesimismo que nos agobia, hemos decidido agarrarnos con fuerza a la fe y a la confianza de los chavales del gran Del Bosque: humildes, respetuosos, siempre elegantes y sobretodo gigantes con el balón en los pies. Ni un mal gesto, ni una mala patada, ni un desprecio al rival por pequeño que sea. Hoy todos queremos ser españoles, no por las banderas ni por el patrioterismo barato de algunos que aprovechan para agitar sus bajas pasiones en un sitio o en otro, sino porque nos sentimos orgullosos de ellos, nos gusta que nos representen y queremos participar en su fiesta.

Con tu permiso, querida Holanda, hoy es nuestro día.

 
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