Valencia recibe a miles de "campuseros" en su semana tecnológica
Los asistentes de la Campus Party 2010 llegaban el lunes a Valencia para pasar una semana de conferencias, talleres y convivencia entre ordenadores y tiendas de campaña.
En este peculiar acampada se duerme en un aparcamiento, cerrado para la ocasión, y se pasa el dia en un museo alternando entre conferencias de diseño, talleres de software libre o demostraciones de videojuegos, y eso para empezar.
La edición de este año, que marca la número 14, contará con 3.400 asistentes - o como los llaman en la Campus, "campuseros" -, frente a los 6.000 del año pasado, después de que la organización no pudiera contar con el Ágora, uno de los edificios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, tal y como estaba previsto en un principio.
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Esos 3.400 se repartirán entre los puestos fijos - largas mesas donde se instalan ordenadores de escritorio, sillones de oficina y hasta neveras portátiles - y varios sillones para navegar con comodidad. Los asistentes con pase de un día, una novedad de este año, se acomodan donde pueden. Hace tiempo que las entradas están agotadas.
Todo comienza en la medianoche del lunes, con el tradicional encendido de pantallas tras una cuenta atrás que este año realizará el invitado estrella, el cofundador de Apple Steve Wozniak.
Aunque hace décadas que Wozniak abandonó la empresa claiforniana, sigue estando considerado como uno de los grandes sabios del mundo de la tecnología. En la categoría de conferenciantes le acompañan expertos en diseño, como Oliverio Toscani, o en robótica, como Bob Allen.
También se han organizado talleres de software libre y se verán robots creados por aficionados y profesionales, distinción complicada para el observador poco avezado, que suele verse deslumbrado por los 'mods', ordenadores con carcasa y estructuras modificadas hasta darles aspecto de máquina futurista o de escena de "Alicia en el País de las Maravillas".
Y es que a pesar de los ilustres ponentes, la acción aquí transcurre entre las mesas - y este año, los sillones -, donde los campuseros presentan proyectos en calidad de emprendedores, las empresas patrocinadoras hacen de cazatalentos lanzando pruebas o "retos" y siempre, a todas horas, hay alguien jugando en línea con ira vengadora.