Los "sin derechos" de Melilla

El máximo tiempo de estancia es de un año, pero los hay que llevan cinco esperando a que el gobierno decida qué hacer con ellos. No llega a un acuerdo con sus países de origen para una expulsión pero tampoco los quiere regularizar para no provocar un efecto llamada.

Duermen ahí, comen ahí, se asean ahí, les dan con qué vestirse ahí, reciben atención médica ahí e incluso cursos de formación. "Ahí" es el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) a donde se lleva a los inmigrantes que han llegado a Melilla de manera irregular, y se decide qué se hace con ellos. En principio, las alternativas son dos: conceder el asilo a quien esté en disposición legal de solicitarlo (los menos, actualmente están tramitándolo alrededor de un 20%) y devolver a sus respectivos países al resto. El máximo tiempo de estancia en ese tiempo es un año, aunque hay personas que llevan hasta cinco. Cinco años sin papeles se traduce en cinco años sin derechos: no pueden trabajar (para lo que la gran mayoría ha venido), no pueden llegar a la Península, no pueden cruzar a Marruecos; en definitiva, no pueden empezar a construirse un futuro en España.

"Nos mantienen vivos pero no tenemos vida" dice Abdur Rahman, de Bangladesh. Es de los inmigrantes que más tiempo lleva en el CETI, le faltan tres meses para cumplir los cinco años. "Esto es como estar en una cárcel. Nadie nos da una solución. Le preguntamos a la policía y nos manda a la Delegación de Gobierno, ellos nos remiten a Madrid y allí nadie nos da una respuesta... yo he perdido 5 años de mi vida". Como él, hay un grupo de 62 bengalíes más, que se intentan ganar la vida limpiando coches en la Plaza de España. "Yo vine a tener un futuro... y ¿dónde está aquí mi futuro?, ¿por qué no nos dejan salir de aquí?, ¿es que no hay humanidad en España?".

En las últimas tres semanas ha habido un repunte en las entradas ilegales a Melilla. Mientras se siguen acumulando inmigrantes en el CETI (actualmente hay unos 500) la Administración sigue sin encontrar una solución para los bengalíes. Según Mercedes Rubio, abogada de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en el CETI, "la pretensión del gobierno ante la inmigración irregular es la ejecución de las expulsiones, pero no siempre esos trámites se pueden hacer de una forma acelerada. En el tema de Bangladesh a pesar de que el cónsul ha venido a Melilla en varias ocasiones nunca se ha llegado a un acuerdo, así que su situación sigue estancada. Además tampoco hay una voluntad real de trasladarles a la Península y dar por terminada esta situación tan angustiosa que están viviendo aquí". Rubio cree que el Ejecutivo teme que si regulariza a este grupo de bengalíes se puede producir un "efecto llamada" para los inmigrantes de origen asiático "que en el último par de años no han venido a Melilla".

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