Bienvenido al mundo de Wall-E
Autómatas futuristas que lavan el pelo, camas que se convierten en sillas de ruedas para ahorrar el trabajo de andar y robots futbolistas son la plasmación decepcionante de años de ciencia ficción cinematográfica

Camas que se convierten en sillas de ruedas

Ha sido el sueño de muchos durante largos años, ha sido el caladero creativo de la ciencia ficción a lo largo de décadas, y ha sido el paraíso al que todo científico aspiraba a llegar generación tras generación. La era robótica ha rondado nuestras mentes con tintes más o menos futuristas, siempre sin llegar a concretarse tan a lo grande como nos hubiera gustado.
El último vistazo cinematográfico de éxito a esta utopía lo echó Wall-E, con esa sociedad aletargada por el abuso de la tecnología tan desoladoramente dibujada por Pixar (eso sí, con ventana abierta a la redención, como mandan los cánones de Hollywood). Entre sus fotogramas desfilaban, entre otros ingenios verosímiles, sillones flotantes en los que el personal pululaba de un lado a otro sin mover un músculo. Verosímiles, sí, porque no reales. Aunque la realidad se acerca tímidamente, cada día un paso más, a la ficción.
Aún no vuelan, pero las camas robóticas que Panasonic acaba de presentar en Tokio, en la Exhibición Internacional de Asistencia en el Hogar y la Rehabilitación, ya hacen algo parecido. Concretamente, se convierten en silla de ruedas para que no sea necesario levantarse y caminar. En principio, este ingenio está orientado a los mayores y a las personas con movilidad reducida, pero quién sabe si los años venideros no depararán una generación de holgazanes al más puro estilo Wall-E.
Y si no sólo desplazarnos, sino también las tareas más puramente cotidianas nos dan pereza, con el lecho convertible en silla de ruedas es posible llegar a un segundo invento: un robot que lava la cabeza como el mejor peluquero. Según sus fabricantes, es incluso capaz de reconocer a sus usuarios habituales y proporcionarles un masaje a medida, haciendo uso de 16 dedos artificiales, repartidos en dos brazos con tres motores eléctricos cada uno. Limpieza y comfort a partes iguales, y grandes dosis de desidia.
¿Se preguntan como parar a Messi?
La respuesta está clara: robots. Claude Sammut, un investigador de la New South Wales University, miembro de la federación de Robocup (el mundial de fútbol de robots), ha asegurado que para 2050 un equipo de autómatas futbolistas será capaz de imponerse en un partido al equipo campeón del mundo de fútbol. No es absolutamente descabellado. En 1968, la máquina venció al humano en ajedrez.
Cuatro ajedrecistas de primera línea apostaron con el campeón escocés David Levy que no conseguiría en 10 años que un ordenador le derrotase. Se equivocaron de plano. Levy ganó porque perdió. Fue derrotado por el programa Chess 4.7 finales de agosto de 1978. Y entonces confesó: "ahora nada puede sorprenderme (demasiado)". Menos mal que sobre esto no apostó.




