Economía y negocios
Análisis:

'No nos hagamos mucho daño'

Gobierno y sindicatos saltarán este miércoles al campo de la huelga general buscando el empate y tratando de no hacerse demasiado daño. Saben que en el fondo se necesitan mutuamente aunque ahora mismo las medidas anticrisis de Zapatero les han distanciado mucho.

Los medios de comunicación se instalan en la Puerta del Sol de Madrid para retransmitir los discursos de los líderes sindicales tras las marchas del 29-S.

Los medios de comunicación se instalan en la Puerta del Sol de Madrid para retransmitir los discursos de los líderes sindicales tras las marchas del 29-S.

El Gobierno sabe que, aunque la huelga sea un éxito, algo que no parece probable, no puede paralizar ni la reforma laboral ni la reforma de las pensiones. Se juega su credibilidad internacional. Otra cosa es que se puedan matizar algunos aspectos y buscar acuerdos puntuales con los sindicatos. El nuevo ministro de Trabajo, sea Chaves, Octavio Granado o alguna sorpresa de Zapatero se ocupará de ello.

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El PSOE necesita recuperar cuanto antes, crédito y apoyo por la izquierda y entre sus bases, muy cercanas a la UGT. Los socialistas saben además que a pesar de que no están pasando su mejor momento, los sindicatos siguen siendo un factor clave de movilización social y electoral frente al PP.

Por su parte, Méndez y Toxo llegan a la huelga casi a la fuerza. Piensan que no les quedaba más remedio que convocarla frente a las duras medidas de Zapatero pero son conscientes de que el horno no está para bollos: el país está en una situación muy delicada y la gente preocupada por lo suyo. Por cierto, de los más de 4 millones de parados casi nadie habla.

Los sindicatos tratarán de paralizar la industria y el transporte en las grandes ciudades. Será la clave para que la huelga no sea un fracaso. Al día siguiente, necesitan alguna carta para sentarse a negociar con el Gobierno.

Mientras, la patronal bastante tiene con preparar el relevo de Díaz Ferrán y Rajoy sigue sentado esperando que la fruta madura caiga sola del árbol. Eso sí, como se descuide, Esperanza Aguirre vuelve a unir a toda la izquierda con sus ataques a los sindicatos y le da un disgusto al líder del PP.