El geriátrico de Olot
Joan Vila, celador en el geriátrico La Caritat, en Olot, ha confesado que mató a once internos del centro. Nueve mujeres y dos hombres. Ninguna de esas muertes levantó sospechas. Los certificados de defunción fueron firmados con normalidad por los médicos. Se respetó el protocolo, ha dicho la dirección del centro.
¿A ti que te parece?
Que respetar el protocolo es algo más que firmar un parte de defunción. El protocolo también debe exigir observar el cadáver con rigor profesional, cosa que no se hizo en la residencia.
Joan Vila ¿puede definirse como un asesino en serie?
Sí. Lo de asesino en serie es un concepto criminológico. En el celador del geriátrico se dan características del tipo asesino en serie: crímenes de modo reiterado y sucesivo que se cometen con la sensación subjetiva de impunidad y, en este caso, no mediando robo a sus víctimas, sensación patológica de piedad. De ser cierto que mataba por sentir piedad hacia sus víctimas diríamos que estamos ante un asesino altruista, aunque esto no casa con el hecho de que algunas ancianas murieran envenenadas con lejía, muerte poco piadosa.
¿Qué casos de envenenamientos recuerdas?
En conversación con Pedro Costa Musté, director de "La huella del crimen", hemos rememorado los cinco casos que nos han parecido más dignos de mención. En 1959, el caso de Pilar, que envenenaba con mata hormigas. Fue la última mujer a la que se ejecutó en España. En 1960 el caso de los niños de Murcia. Eran siete hermanos que iban muriendo uno tras otro. Se dijo que la casa tenía un virus mortífero pero a la postre se descubrió que los envenenaba una hermana, Piedad, de doce años. En 1995, en Hospitalet, la Viuda Negra mató a las viejecitas que cuidaba poniéndoles en el vasito de vino un fármaco para el tratamiento de alcohólicos. El 2004, Paquita, en Melilla, mató a su hija y marido con fármacos. El 2007, Amparo, envenenó a su hijo y a su marido con arsénico.
Mayoría de mujeres como homicidas y mayoría mujeres con víctimas. ¿Por qué?
La mujer envenena más que el hombre porque físicamente es más frágil y porque al envenenar trata de no ser descubierta. Y la mujer aparece más como víctima porque su vida es más larga que la de su pareja y al quedar sola requiere de la ayuda de otra mujer cuando llega la ancianidad. Peeeroo...
Peeerooo... ¿qué?
Nunca sabremos el número de personas que son asesinadas en sus hogares con los médicos certificando embolias o ataques al corazón cuando en realidad las muertes han sido provocadas por mezclas o dosis excesivas de fármacos. Los fármacos son el veneno moderno. El arsénico o el cianuro dejan señales visibles en los cuerpos de las víctimas. Uñas negras, arsénico en el pelo, rictus post mortem de dolor. Como también la lejía dejó rastros que nadie supo ver en el rostro de las ancianas del geriátrico. Los fármacos bien dosificados por la mano del homicida no dejan rastro. Unas veces se usarán para acabar con una persona por cuestiones crematísticas y otras para aliviarles el dolor. No hay ni habrá estadísticas de estos crímenes (dolo por matar) o eutanasias por libre (dolo por aliviar).
Tú seguiste la vida de El Arropiero, el asesino en serie más importante en la historia del crimen en España. ¿Se da alguna relación entre su perfil y el del celador del geriátrico?
Esa pregunta le he formulado al que fue su abogado, Juan Antonio Roqueta. No, salvo que tanto El Arropiero como Joan Vila mataban por un motivo, por una relación de causalidad. El sexo, la codicia, el aburrimiento en el caso de El Arropiero. La piedad por sus víctimas, según dice Joan Vila. Quizá, eso lo dirá el futuro, también se de en el celador una necesidad egocéntrica de ser importante y asumir más crímenes de los que cometió, al igual que pasó con El Arropiero. Le llegó a fastidiar que alguien dijese que había matado más que él.
Joan Vila primero confesó tres asesinatos. Luego, añadió ocho más. ¿Cómo afectará a su condena?
El Código Penal dice que no se aplicarán penas por encima del triple de la mayor. Será condenado por las tres primeras muertes. Pongamos veinte años por cada una de ellas, sesenta años en total. Las ocho muertes restantes le saldrán gratis. Palabra de fiscal. Concretamente de José Maria Mena. Otra cosa es la responsabilidad civil. En el caso del celador, también le saldrá gratis porque no debe tener dinero. Al geriátrico le puede salir caro como responsable civil subsidiario.
¿Puedo añadir algo más?
Josep Maria Huertas fue un excelente periodista. Un grupo de amigos, en colaboración con las editoriales La Campana y RBA, organiza un premio en su memoria. Acaba de editarse el premio de este año: "La sexta flota en Barcelona", de Xavier Theros. Ahora que son actualidad los papeles confidenciales del Departamento de Estado es interesante asomarse a las páginas de este libro en el que aflora la historia humana de los marines y las presiones politicas ejercidas en Madrid por Estados Unidos. El libro revela también como del bienvenidos inicial la mayoría de barceloneses pasaron al marcharos a casa. Salvo las putas, que con la sexta flota vivieron buenos años. Barcelona fue el puerto en el que los marines cogieron más sífilis, según datos oficiales recogidos por el autor del libro.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
La carta de josé Martí Gómez en A Vivir (05/12/2010): los crímenes de Olot




