Una estupidez, dos nombres propios y un lío
A Martí Gómez le han llamado la atención una estupidez y varios nombres propios. Empecemos por la estupidez.
Una editorial de Estados Unidos ha expurgado de dos obras de Mark Twain doscientas diecinueve palabras que considera son políticamente incorrectas en los tiempos actuales. Por ejemplo, negrata. Supongo que el padre de esa idea brillante se pegaría un tiro si leyese el inicio de aquella novela que empezaba diciendo "sentados a mesa estaban dos hombres y un chino". La estupidez de lo políticamente correcto en clásicos de la literatura empezó con las narraciones para niños. A Noody, el muñeco de madera creado por Enid Blyton hace sesenta años, expertos en lo políticamente correcto le han cambiado la vida. Su amiga osita ya no es dulce. Es cariñosa. Cachete, zurra o bofetada han sido sustituidas por la palabra castigo y en la pizarra de la que colgaba la zapatilla con la que la profesora daba algunos zapatillazos en los traseros de los niños ahora cuelga un borrador. Noody ya no duerme en la misma cama con ningún amigo. The Economist comentó en su día que a Noody le vienen tiempos duros con tanta estupidez. Va a tener que pasar muchas noches durmiendo en una butaca, añadió. Hace quince años hablé del tema con Ana Maria Matute. Ha sido la única vez que la he escuchado levantar la voz indignada: "A mi esos imbéciles que adaptan a lo políticamente correcto grandes cuentos clásicos me abren las carnes. Que no me toquen esos cretinos a Caperucita ni a Pulgarcito, que no me cambien ningún cuento clásico", me dijo. Ahora le toca a Mark Twain. Que se prepare el pelirrojo Guillermo Brown, otro mito de la literatura infantil. Igual le hacen ir limpio y bien peinado.
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Primer nombre propio: Manuel Pimentel, mediador entre AENA y los controladores.
Me cae muy bien. Le caía muy bien incluso a los sindicatos. Cuando dimitió como ministro de Trabajo tanto en UGT como en Comisiones Obreras casi lloraban. El sindicalista Javier Dolz me dijo "es duro, muchacho, reconocer para un hombre de izquierdas el talante negociador de Pimentel gobernando desde la derecha". Se fue discretamente, diciendo no al gobierno de Aznar y a Sevillana de Electricidad. No son muchos los que puedan decir ambas cosas. Antes de ser ministro formó equipo con Javier Arenas. Con sus respectivas familias en Sevilla, los dos vivían en el Ministerio de Trabajo ocupando el pabellón reservado a la residencia privada del ministro. Compartían trabajo, vivienda, tiempo dedicado a compras y, por las noches, largas partidas de dominó. Eran la extraña pareja de la política. El extrovertido Arenas, saludando siempre con un efusivo ¡hola, campeón! Y el Pimentel discreto, capaz de lanzarse en paracaídas para sacar adelante complejas negociaciones laborales. Se ha escogido a un buen mediador.
Segundo nombre propio: Juan Pedro Hernández Moltó, ex presidente de Caja Castilla-La Mancha, al que se imputa por administración desleal, falsedad en documento y estafa.
Consejero de Economía con Bono. Secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha. Diputado socialista. El hombre que le dijo a un acosado Mariano Rubio "míreme usted a los ojos". ¿Escuchará esa frase Hernández Moltó en boca del fiscal que le acuse? Hay en la historia de esa caja fallida una frase que sintetiza el problema de la politización de esas entidades. Cuando fue intervenida por el Banco de España y sus consejeros cesados algunos de ellos reclamaron ser readmitidos. Argumentaban que ignoraban las irregularidades porque no entendían de economía. Me pregunto, Montserrat, que hace un consejero en una caja si no entiende de economía. ¿Chupar del bote?
Como final, el lío: ¿qué pasa en el socialismo catalán con la candidatura para la alcaldía de Barcelona?
Un cualificado y bien informado socialista que tuvo mando en Barcelona y Madrid me ha dicho que mientras se afeitaba se preguntó es mismo: ¿qué pasa?. Se respondió no entiendo nada. Eso te digo yo. El partido se encuentra metido en un lío entre el alcalde Hereu y la candidata Tura, sin gustarles ninguno de los dos. Un síntoma de la crisis del partido y de la política. ¿Escasea la gente de valía que quiera dedicarse al oficio? Una pregunta para la reflexión.
La carta de Martí Gómez (15/01/2011): una estupidez y 3 nombres propios
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