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El rescate avanza lentamente en Río de Janeiro tras el hallazgo de 534 cuerpos

Las autoridades carecen hasta ahora de cifras sobre el número de desaparecidos y de heridos. Se calcula que unas e 15.000 perdieron sus viviendas

Las fuertes lluvias que han caído en el suroeste de Brasil se han cobrado 270 muertos en menos de 24 horas. En este tiempo ha llovido lo mismo que estaba previsto para todo el mes de enero. Se han formado riadas de lodo y los desprendimientos de tierra han enterrado decenas de viviendas y de vehículos. / AGENCIA ATLAS

Las tareas de rescate de las víctimas avanzan lentamente en Río de Janeiro por la dificultad de acceder a áreas aisladas por montañas de tierra y piedras a causa de las lluvias que esta semana azotaron la zona y dejaron ya 534 muertos.

Unos 1.000 hombres que participan en las tareas de rescate han logrado recuperar a medio millar de cuerpos, entre el miércoles y el jueves, de medio de las viviendas sepultadas por los deslizamientos de tierras y en donde hay un número de desaparecidos aún indeterminado.

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Esta mañana, fueron localizados unos veinte cadáveres, pese a que las autoridades municipales reconocen que debajo de los escombros en las áreas más aisladas "aún hay muchos cuerpos".

"Sabemos que aún hay muchos cuerpos, pero estamos dándole prioridad en este momento al rescate de los sobrevivientes y rezando para que pare de llover", dijo David Massena, secretario de Comunicación de Nueva Friburgo, una de las mayores ciudades de la Región Serrana de Río y de las más perjudicadas por los temporales.

"Aún hay barrios aislados a donde los socorristas no han llegado.

Otros están con difícil acceso pero conseguimos llegar en la medida de lo posible", agregó el funcionario.

Las autoridades carecen hasta ahora de cifras sobre el número de desaparecidos y de heridos, en tanto que calculan en cerca de 15.000 los que perdieron sus viviendas.

El alcalde de Petrópolis, Paulo Mustrangi, que creó una central para facilitar el registro de desaparecidos, afirmó que en pocos minutos fueron contabilizados 22 casos de personas que vivían en áreas afectadas y cuyo paradero se desconoce.

"Con una central para escuchar a las familias y a los vecinos será más seguro y fácil identificar y localizar las viviendas de las personas desaparecidas y movilizar equipos para tareas de búsqueda y rescate", afirmó Mustrangi.

Según los últimos balances divulgados por los municipios más afectados, las inundaciones y principalmente los deslizamientos de tierra, que sepultaron numerosas viviendas construidas en las faldas de las montañas, provocaron 242 muertes en la ciudad de Nueva Friburgo, 228 en Teresópolis, 41 en Petrópolis, 19 en Sumidouro y 4 en Sao José do Vale do Rio Preto.

Por el número de víctimas se trata de la segunda mayor tragedia natural en la historia de Brasil, apenas superada por la provocada por las inundaciones de enero de 1967, cuando las víctimas llegaron a 785.

Las cifras pueden crecer cuando los bomberos finalmente accedan a las localidades que quedaron aisladas por la destrucción de puentes y de carreteras, y sepultadas por toneladas de tierra, lodo y piedras.

Las autoridades también temen un agravamiento debido a que los meteorólogos prevén que las precipitaciones proseguirán en los próximos días, tal como ocurrió este viernes, cuando algunas de las ciudades de la región sufrieron una llovizna tímida pero permanente.

"Lo que nos está angustiando son las próximas horas y días, ya que hay previsión de más lluvias", afirmó el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral.

La situación también se viene agravando por el registro de algunos saqueos y por la difusión de rumores sobre la supuesta ruptura de una represa y de saqueos generalizados.

Decenas de habitantes y hasta socorristas en Nueva Friburgo reaccionaron con pánico y correrías a un rumor sobre la ruptura de una represa ubicada a pocos kilómetros de la ciudad, lo que fue rápidamente desmentido por las autoridades.

Pese a que rumores sobre supuestos saqueos también han generado pánico y han sido desmentidos por las autoridades, en algunos casos, principalmente en las áreas más aisladas, han sido verdaderos, según pudo constatar Efe en diálogo con personas que viven en barrios periféricos y que se niegan a dejar sus hogares.

A la crítica situación también se suman las dificultades que han tenido las concesionarias para restablecer totalmente los servicios de energía eléctrica, suministro de agua y telefonía.

Tras cuatro días de rescates, algunas regiones seguían con estos servicios interrumpidos y el agua apenas llegaba en camiones cisterna, hasta el punto que el propio Gobierno presionó hoy a las concesionarias, principalmente a las telefónicas, para que aceleraran los trabajos de reparación de la infraestructura.

 
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