Alexandr Dolgopolov: el tenista diferente
Hijo de una ex campeona de Europa de gimnasia y de un tenista profesional, Dolgopolov destaca por su creatividad y extravagancia con la raqueta
El ucraniano Alexandr Dolgopolov es considerado uno de los jóvenes de más talento del tenis mundial, pero no hace caso a quienes pronostican que llegará a ser el número uno porque eso lo distrae.
"Antes de pensar en eso, necesito entrar en el top 20, estabilizarme ahí y luego buscar ser uno de los 10 mejores", dijo hoy en entrevista a Efe el jugador de 22 años, nacido en Kiev.
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El año pasado, el joven dio un salto de 83 lugares en la lista del mundo, al comenzar en el sitio 131 y acabar en el 48, pero su confirmación fue en enero pasado cuando eliminó en el Abierto de Australia al francés Jo Wilfried Tsonga, en tercera ronda, y al favorito sueco Robin Soderling, en octavos de final.
"No creo que haya sido sorpresa, he trabajado muy duro y todo ha sido un proceso", dice el chico que por su delgadez parece más un corredor de fondo de la antigua Unión Soviética que un tenista de los mejores del circuito.
El pasado lunes, Dolgopolov ascendió al lugar 26 de la lista mundial, su mejor ubicación, con la que inició su participación en el Abierto de Acapulco, el principal torneo de América Latina, que se desarrolla en cancha de arcilla, su superficie favorita.
"No pienso en mañana, me gusta ir partido por partido, sólo me concentro en el próximo y en cuanto a ser el número uno, creo tener las habilidades, pero es un reto demasiado duro", comenta.
Apodado ''The dog'' por su tenis que no da respiro, Alexandr es un irreverente que ya le ha plantado cara a varios top 10 y se ha ganado un respeto, sobretodo después de su actuación en Auatralia, el primer Grand Slam de la temporada.
En Acapulco ha cautivado a la gente por la gracia de su estilo, pero sobretodo por su capacidad para hacer jugadas arriesgadas.
Buscar ''aces'' en sus segundos saques, tratar de poner una pelota suave detrás de la red en situaciones complicadas y arriesgar puntos en busca de poner la pelota en el límite de las líneas formar parte de su forma de jugar, una de las más frescas del circuito.
"Para subir tengo que mejorar como un todo, no asumo una debilidad en especial, pero sí debo madurar como tenista", dice el rubio de pelo largo, que fuera de la cancha puede ser confundido con un rockero, sólo que sin tatuajes.
Su madre, Elena, fue campeona europea de gimnasia y su padre, también Alexandr, un tenista profesional de buen nivel, lo cual hizo que el jugador creciera en un ambiente relacionado con el deporte, sin embargo hay cosas a las que aún no se adaptó.
"Paso mucho tiempo fuera de casa, es muy difícil. No tengo problemas con la comida ni nada, pero echo de menos a la familia y los amigos", explica.
Su meta inmediata es entrar al top 20, lo cual puede ocurrir esta misma semana si le va muy bien en Acapulco, y por eso no jugará la serie de Copa Davis en la que Ucrania enfrentará a Holanda en marzo en el Grupo I de Europa.
"Tenemos buen equipo con posibilidades de avanzar, pero esta vez no estaré con ellos porque quiero concentrarme en los másters de Indian Wells y Miami", revela.
En Acapulco ha sido reconocido como uno de los jugadores más queridos, la gente lo busca para que le firme libros, raquetas y pelotas y él se lo toma como un regalo adicional porque su verdadero placer consiste sólo en jugar como cuando lo hizo por primera vez a los tres años.
"Tengo ya cierto nivel y claro que sueño. Llegar a ser el número uno es probable, pero falta mucho trabajo", dice distraído del futuro, un tiempo que aborrece porque no se relaciona con el partido de hoy.