Testimonios de cáncer de mama

¿De donde viene tu conocimiento del tema?

Hace años, el oncólogo Jordi Estapé, me invitó a asistir en el Hospital Clínico de Barcelona a sesiones de terapia psicológica con mujeres a las que se había extirpado un pecho. Las mujeres me aceptaron como oyente.

¿Qué decían?

Cada una de ellas había tenido una reacción distinta ante la extirpación de la mama. Inés contó: "Me da vergüenza decirlo pero antes de bajar al quirófano me mire el pecho, le dije ya no te volveré a ver más y le di un beso de despedida". Dolores explicó: "A partir del día en que me extirparon un pecho me dio por mirar revistas con desnudos de mujer. A veces, mirando esas fotos me digo ¿pero cómo te has vuelto tan morbosa?".

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La extirpación de un pecho ¿crea neurosis?

Creo que en los primeros meses sí. Las mujeres a las que escuché sus historias decían que tenían miedo de mirarse en el espejo y algunas de ellas afirmaban que desde que les extirparon el pecho sus maridos no las habían vuelto a mirar como mujeres. En lo que coincidieron todas fue en criticar la masculinización de la cirugía. "Si hubiese mayoría de mujeres entre los cirujanos se hubiesen extirpado menos pechos", dijeron. También coincidían en que la deshumanización de la medicina: "Te dan papel en el que consta día y hora para extirparte un pecho y con esa hoja de papel en la mano, acompañada por un marido que está más derrotado que tú, empiezas el largo camino por ventanillas y pasillos de un inmenso hospital en el que nadie te ofrece palabras de ánimo que mitiguen tu angustia". Luego, el post operatorio. Habla Marta: "Salí del hospital esperanzada pero al llegar a casa me encontré con que tenía que hacer la cena, los niños gritaban, el piso estaba en desorden... El mundo se me cayó encima". La psicóloga que asistía a las sesiones reconoció que a las mujeres a las que se les extirpa un pecho se tendrían que tener asistencia psicológica antes y después de la operación. Es negativo, por ejemplo, que en muchos casos se les notifique con casi un mes de antelación el día de la operación. Eso provoca angustia en la mujer y su entorno. También el personal sanitario que trata a pacientes de cáncer necesita asistencia psicológica para vencer lo que se denomina la neurosis del oncólogo.

¿Por soportar mucha sobrecarga emocional?

Sí. Hay quien la intenta vencer a través de la aproximación personal al paciente y hay quienes optan por el distanciamiento. Esa sobrecarga emocional la viven sobre todo las enfermeras que tratan con niños afectados por el cáncer. Volver al trabajo tras un fin de semana e intuir, al ver su cama vacía, la muerte del niño por el que se había cogido afecto puede ser demoledor.

De las mujeres que explicaban su historia ¿hubo alguna que te impresionó en especial?

La más joven. Había permanecido en silencio a lo largo de la primera sesión. Al finalizar, el doctor Estapé le preguntó si a ella también le había afectado que le extirparan un pecho. La mujer dijo. "Sí, mucho", y rompió a llorar desconsoladamente. Otra mujer, Luisa la consoló: "Con el tiempo y tras la quimio irás pasando revisiones, primero cada seis meses, luego una vez al año y un día te olvidarás de que tuviste cáncer". "¿Y mi pecho?", preguntó la joven, sollozando. Luisa le dijo: "Eso, aunque cuesta más, también se olvida. Un día te despertarás, abrirás la ventana, la habitación se llenará de sol y pensarás que entre tu pecho y la vida lo importante fue la vida".

¿Es positivo decirle la verdad a un enfermo de cáncer? ¿O es mejor el eufemismo?

Según el doctor Estapé no se ha de ser rígido en este punto. Decirles la verdad o no decírsela depende de cada caso. Los hay que quieren saber y los hay que prefieren ignorar, aunque en su fuero interno lo intuyan. Sí es importante perder el miedo a la palabra. La batalla contra el cáncer se ganará