La fusión del núcleo constituye uno de los accidentes más graves que puede producirse en un reactor de una planta atómica, como consecuencia de sobrecalentamiento del combustible nuclear, lo que puede desencadenar la liberación de material radiactivo a la atmósfera. Características: Las altas temperaturas que alcanza el combustible nuclear por falta de refrigeración pueden derretir el núcleo (que pasa de estado sólido a líquido) y destruir la estructura de la vasija del reactor. En este proceso, que puede ser total o parcial, se liberan los isótopos radiactivos que hay en el combustible, y se puede producir una explosión que provoque una fuga radiactiva. Causas principales: Algunos de los posibles fallos en las centrales que pueden causar un accidente están relacionados con la pérdida de refrigeración del combustible, un aumento en la potencia del reactor o el mal funcionamiento de los sistemas de contención. En un accidente con pérdida de refrigerante se produce un aumento de la temperatura del combustible que puede causar la superación de los límites de seguridad establecidos. Se pueden alcanzar temperaturas que produzcan la fusión del núcleo si prevalecen durante un tiempo suficiente. Otra causa de siniestro es el aumento incontrolado de la potencia del reactor, que puede provocar la fusión casi instantánea del combustible nuclear. Aunque no se ha producido ningún accidente de este tipo hasta la fecha, es científicamente probable. Para retener los productos radiactivos que pueden escapar de un reactor nuclear en caso de accidente, las centrales incorporan un edificio de contención que encierra el sistema generador de vapor. El mal funcionamiento de este sistema, aunque no es el origen del siniestro, puede convertirse en el desencadenante de la emisión de radiactividad a la atmósfera. Consecuencias: La liberación de grandes cantidades de material radiactivo tiene graves efectos sobre la salud pública y el medio ambiente. En el núcleo de un reactor nuclear existen más de 60 contaminantes radiactivos a partir de la fisión del uranio con capacidad de acumulación en el organismo humano. El yodo, el estroncio 90 y el cesio (C-137) son algunos de los contaminantes más perjudiciales para la salud humana. El medio ambiente también sufre las consecuencias potenciales de las radiaciones desencadenadas por la fusión del núcleo. La contaminación nuclear se deposita en el suelo y en el mar y se incorpora a la cadena alimentaria de los seres vivos mediante un proceso de bioacumulación. Seguridad: Los accidentes provocados por daños en el núcleo se pueden mitigar mediante la recuperación de un enfriamiento suficiente del combustible nuclear a través de los sistemas de inyección de agua en el núcleo. Los accidentes también se pueden prevenir mediante el diseño de un sistema de contención adecuado para retener el combustible sobrecalentado y evitar las fugas de material radiactivo. Accidentes por fusión de núcleo: La amenaza actual de una catástrofe nuclear en la central de Fukushima I es un claro ejemplo de los riesgos de una fusión por núcleo. La central japonesa ha sufrido ya la fusión parcial de dos de sus reactores por la falta de refrigeración a raíz del terremoto y el maremoto registrados en el país asiático. Los accidentes más significativos sucedidos por fusión del núcleo son los de Chernóbil (Ucrania) en 1986 y Three Mile Island (Estados Unidos) en 1979. La catástrofe de Chernóbil, la más grave de la historia de la energía nuclear, fue debido a la ausencia de un adecuado sistema de contención para mitigar la explosión del núcleo del reactor por fusión completa. El siniestro causó miles de muertos y consecuencias incuantificables para la salud de las personas debido a la contaminación producida por la nube radiactiva. En el accidente de la planta de Three Mile Island, en Harrisburg, el recinto de contención logró evitar la liberación radiactiva de la explosión provocada por la fusión parcial del núcleo. Aunque no causó muertos, provocó la evacuación de miles de habitantes a causa de la nube radiactiva.