Nadal se alía con su servicio para ganar a Berdych
El número uno del mundo <b>se vacía para eliminar (6-2, 3-6 y 6-3) a un batallador Berdych </b>y se las tendrá con Federer en semifinales del torneo
Finales de 2006, pista central del Madrid Arena, pista rápida. Berdych elimina a Rafa Nadal en cuartos de final del torneo tras cerrar el tie break del segundo set. Con el fragor de la batalla manda callar al público, que le dedica una aguda pieza de música de viento. En estos cuatro años y medio Rafa completa el Grand Slam y no se baja nunca de la élite, el checo en cambio se enreda en una extraña travesía por el desierto que acaba en 2010 cuando acaba séptimo del mundo y juega la final de este mismo torneo. Se convierten en rivales íntimos.
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El partido arrancó según el guión, Nadal parecía tenerle cogido el ritmo a los peloteos con el checo. Las bolas altas, el ritmo variado y los puntos largos suelen desquiciar a Berdych, un jugador de la escuela clásica, un fino estilista que se desespera cuando tiene que arremangarse y correr sobre la línea de fondo. Nadal sacó a la perfección en el primer parcial y resto aún mejor, a la primera que tuvo, le arrebató la iniciativa al rival. Desde aquel partido de 2006 se han enfrentado ocho veces y todas cayeron del lado de Nadal. El primer set no tuvo historia, era un calco de otros tantos partidos entre Tomas y Rafa. 6-2 y todo según lo esperado.
Sin embargo algo ha cambiado en el jugador centroeuropeo, ahora cree más en sí mismo. La segunda manga la empezó apoyado en el misil del que dispone en su servicio. Rafa no podía restar y para mayor preocupación, parecía tener dolores en su clavícula. Un mal gesto, un mal revés, durante tres cambios el masajista dio refriegas a Nadal. Entretanto el jugador centroeuropeo se iba metiendo dentro de la pista y se veía cada vez más cómodo. Las bolas del balear ya no eran ni tan altas ni tan profundas, demasiados placeres para una viga de casi dos metros y con una derecha plana indomable tras el bote. El español se mostraba cada vez más mermado en Cranton Park y Berdych se apuntó el segundo set por 6-3, el primero desde aquella tarde de 2006.
El 0-40 del que dispuso el centroeuropeo al resto en el primer juego del tercer parcial hacía adivinar lo peor para Nadal. Pero Rafa a veces es como un equilibrista de circo, tiene que estar a punto de caer para recuperar su posición óptima. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Se alió con el saque, el golpe que más quebraderos de cabeza le da y conectó cuatro saques directos consecutivos, se llevó el juego y recuperó la iniciativa.
A partir de ahí el partido entró en el habitual juego de estrategia que es el tenis, ninguno perdía su saque y tampoco ninguno atacaba al resto. Una situación de partido que suele dar más alegrías que tristezas a Nadal. Con 4-3 y Berdych algo cansado, Nadal atacó, volvió a alejar a su rival de la línea de fondo y sonrió de satisfacción; 6-2, 3-6 y 6-3.
En semifinales se las verá con Federer, un partido del que el perdedor saldrá tocado y el ganador -presumiblemente- intentará frenar al tifón Djokovic. Un escenario inmejorable para el torneo que llaman quinto Gran Slam