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El partido 500 de Mourinho

El portugués cumple en White Hart Lane 500 partidos como entrenador en los que ha conseguido 334 victorias

El portugués mira desafiante desde el banco(Reuters)

Bajo las gradas del White Hart Lane Mourinho cumplirá 500 partidos como entrenador. Once años en los que ha obtenido 17 títulos: seis ligas, tres Copas, dos Copas de la Liga, tres Supercopas, una Liga Europa y dos 'Champions'. Vino al Madrid buscando su tercera, con tres clubes distintos. Ya está a un paso de semifinales.

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Mourinho batalla con maestría en el terreno de los egos. Aspira a ser protagonista absoluto y lo consigue. El portugués ha construido con paciencia su semblante, mezcla estudiada entre arrogancia e inteligencia. Nada en él es casual. Mide sus palabras milimétricamente, rehusando por completo la fortuna en sus gestos, en sus comparecencias, en su juego. Conservador en lo ideológico, metódico e intenso, es, básicamente, un obseso del fútbol.

Nació en Setúbal, Portugal, el 26 de enero de 1963. Su padre, Felix Mourinho, era un portero que llegó a jugar en la selección portuguesa en 1972. José tuvo temprana devoción por el balón. Lo intentó como futbolista en los juveniles del Leiria y en los del Belenenses. Pero lo suyo era dirigir. Así que se introdujo en el mundo del fútbol desde abajo, como aprendiz del club lisboeta, con su padre como entrenador, ayudando en la tarea de seguimiento de equipos rivales.

En cinco años, en 1992, ya era asistente de Robson en el Sporting de Lisboa, en 1994 en el Oporto y en 1996, en el Barcelona, como traductor. Desde la sombra aprendió el oficio del entrenador, absorbiendo las lecciones de sus maestros con excepcional meticulosidad. El FC Barcelona prescindió de sus servicios en julio de 2000, cuando Lorenzo Serra Ferrer se hizo cargo de la dirección técnica del club.

La destitución, en septiembre de 2000, del alemán Jupp Heynckes al frente del Benfica, le permitió a Mourinho ocupar por vez primera el puesto de primer entrenador de un equipo. La experiencia duró solo dos meses y medio, ya que en diciembre de ese mismo año renunció por las discrepancias con el presidente de la entidad Manuel Vilarinho.

La gloria de su primera 'Champions'

Tras esta breve tentativa, un modesto le sirvió de trampolín en la liga portuguesa, el Uniao de Leiría, con el que finalizó la temporada en quinta posición de la Liga lusa. Así, el Oporto se fijó en él tras la renuncia prematura de Octavio Machado en enero del 2002. En poco más de dos años logró todo con el club: dos Ligas (2002-03 y 2003-04), la Copa de Portugal 2003 y la Supercopa de Portugal 2003, mientras que en competiciones continentales ganó la primera Copa de la UEFA en la historia del club al derrotar en la final al Celtic, el 21 de mayo de 2003, y la Liga de Campeones del 26 de mayo del año siguiente contra el Mónaco.

Al llegar en 2004 al Chelsea se definió como 'The Special One', 'El Especial'. Y demostró que lo era. Dio a los 'blues' la Premier en sus dos primeros años (2004-05 y 2005-06), que completó con las Copas de la Liga en los años 2005 y 2007, la Community Shield de 2005 y la FA Cup de 2007.

Su carácter provocador y altivo, la faceta más controvertida del luso, le valió una multa de 7.250 euros de la Federación inglesa (2005), por "conducta inapropiada" tras un partido contra el Manchester United. También la UEFA le acusó de haber creado un clima hostil hacia el colegiado sueco Anders Frisk, con motivo de un encuentro de Liga de Campeones contra el Barcelona (2005), que propició la retirada del árbitro, por lo que le impuso una suspensión de dos partidos.

En 2008 la telaraña 'mourinhista' cayó en el avispero del 'Calcio'. Se estrenó en el Inter hablando en italiano, demostrando que sabía todo del club, jugando con los periodistas, con soberbia seguridad. Sus diferencias con Abramovich habían provocado su cese pactado del Chelsea el 20 de septiembre de 2007. En sus dos primeras temporadas en el Inter, logró los dos títulos de Liga, la Copa de Italia de 2010, la Supercopa de Italia de 2008 y la Liga de Campeones 2010.

Pero no se libró de discordias. Puso Italia patas arriba. "El fútbol italiano no me gusta, y al Calcio no le gusto yo", llegó a declarar. En 2009 los insultos al colegiado de un partido contra el Cagliari le costaron un partido de suspensión y 15.000 euros. En febrero de 2010, se le impuso una suspensión de tres partidos y 40.000 euros por gestos 'teatreros' durante un encuentro contra el Sampdoria.

En 22 de mayo de 2010, poco después de alzar con la Liga de Campeones frente al Bayern, anunció a la plantilla que dejaba el equipo y ponía rumbo al Real Madrid. Finalizó el "año de su vida" un "11 sobre 10", como él ha asegurado, con la consecución del Balón de Oro como mejor entrenador en el 2010.

Ahora cumple 500 partidos como entrenador con 334 victorias a sus espaldas. Hasta que se topó con Preciado llevaba más de nueve años sin perder ningún partido en casa. La gloria de la 'Champions', terreno minado, le aguarda otro año más. Y de nuevo y salvo sorpresas, el Barça estará en el camino.

Play Fútbol (11-04-2011)