La locura de la guerra

"Los soldados de Gadafi vendrán y me cortarán los dedos, y los de mis hijos". Las palabras de Elkhia, de 38 años, madre de cuatro niños, muestran los devastadores efectos de la guerra sobre la salud mental de la población civil. Los trastornos de esta mujer, ingresada en el Hospital Psiquiátrico de Bengasi, comenzaron a raíz del conflicto, según nos explica el doctor Mansour Al Hoti. "Todos los días llegan pacientes con trastornos que van desde el estrés hasta las alucinaciones, pacientes que nunca antes habían tenido problemas".

Zuraya, de 32 años, también ha enfermado a raíz de la guerra. "Vivimos en Ben Jawad", relata su madre sentada junto a su cama. "Un día los aviones de Gadafi comenzaron a pasar y a bombardear muy cerca. Nos fuimos a la playa. Cuando vio las bombas comenzó a gritar y a golpear a todo el mundo sin ninguna razón". El centro psiquiátrico de Bengasi, uno de los dos que existen en Libia (el otro está en Trípoli) ha recibido a cientos de pacientes desde el inicio de la guerra.

El conflicto afecta también al personal de este centro. Médicos y enfermeras muestran síntomas de estrés postraumático por las situaciones de dificultad vividas en Bengasi desde que comenzaron las manifestaciones el pasado 17 de febrero. Incluso los que ya estaban enfermos acusan el nerviosismo colectivo. Los más violentos golpean los barrotes tras los que permanecen encerrados, gritando que Gadafi es "un perro, un asesino".

El centro psiquiátrico, uno de los dos que existen en Libia, ha seguido funcionando con relativa normalidad. El pabellón de los "locos políticos" es el único que ha sido cerrado. En sus salas, carentes de las más elementales condiciones (en contraste con el resto del centro, bien cuidado) se encerraba, por órdenes de altos funcionarios de Gadafi, a los que cuestionaban al régimen. A veces, habitualmente de noche, la policía venía a por ellos y se los llevaba con destino desconocido.