La máquina de escribir sobrevive en la cárcel
Los fabricantes de máquinas aseguran que debido a las restricciones de las prisiones, las máquinas de escribir "sobrevivirán siempre"
La eclosión de la informática, los medios y las redes sociales y todo el espectro de cachivaches tecnológicos están menguando la vida de las máquinas de escribir tradicionales. Se ha cerrado una de las últimas fábricas del mundo, Godrej and Boyce, aunque aún quedan algunas fábricas que suministran máquinas a las prisiones de todo el mundo.
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Godrej y Boyce ha cerrado su planta de producción en Mumbai, India, con unos pocos de cientos de máquinas en Stock. Pero no se trata de la última fábrica del mundo. Swintec es un fabricante asentado en China, Indonesia y Japón que ofrece tanto de máquinas de escribir para empresas distribuidoras, que abastecen mercados residuales con restricciones especiales de uso como las prisiones.
Esta empresa, que tiene numerosas fábricas de manufacturación en gran parte de Asia, aún ofrece, al menos, 2.000 modelos de máquinas de escribir dependiendo de la normativa que establezcan las instituciones que demandan estos servicios, según datos de Swintec.
Fuentes de la oficina de Swintec en Nueva York en declaraciones a 'Daily Feed' aseguran que la vida de las máquinas de escribir todavía "puede aguantar los continuos cambios tecnológicos que se viven hoy en día". Además, por otra parte dice que no cree que las máquinas "vayan a desaparecer nunca, siempre habrá un lugar para ellas".
A pesar de ello, el futuro de las máquinas de escribir no está del todo asegurado. Varias prisiones con convenios de colaboración con Swintec están fomentando la evolución tecnológica. En el caso de la prisión de Washington está experimentando con el correo electrónico que permite que los reclusos enviar y recibir información (hasta 13.000 caracteres) en los quioscos dedicados a tal uso sin permitirles el acceso a Internet. Se espera que esté completamente en funcionamiento en todas las instalaciones del país a final de año, según 'Daily Feed'. El director de la prisión de Washington, Dan Pacholke, afirma que el uso de correo electrónico "reduce las amenazas de contrabando y cuesta menos para procesar y leer que el correo en papel".
Por el momento las cárceles mantienen viva a la ya desterrada por muchos máquina de escribir. Su supervivencia genera muchas dudas dada la continua evolución de la tecnología. Mientras que haya cárceles, se mantendrá la esperanza.