Messi saca el billete del Barcelona para la final de Wembley

El Barcelona anunció momentos antes del encuentro que iba a presentar una queja ante la UEFA por la negativa del Real Madrid de regar el campo, cosa que habían pactado entre ambos clubes en la reunión previa al mismo

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En un terreno de juego selvático, comenzaba el partido con un ritmo vertiginoso. El Madrid quería confirmar que la primera parte de la final de Copa no fue un espejismo y que son capaces de jugar bien dos partidos seguidos, o al menos, dos partes. Por su parte, el Barcelona se asentaba en el césped sin cambiar su esquema táctico, fiel a la filosofía culé y a la táctica de Guardiola.

Pero comenzaron las especulaciones. El Barça defendía con la pelota, que movía de aquí para allá, pero sin ataque. Se iba organizando a través del balón, buscando en los extremos a Pedro y a Villa, que jugaban a banda cambiada. De hecho, el asturiano tuvo la primera ocasión clara en el minuto 10, que, tras deshacerse de Marcelo, disparaba fuera a la izquierda de Casillas.

El Real Madrid, con la línea tan pegada a su portero, se hacía un equipo pequeño. Lass sumaba faltas al contador blanco, cediendo la pelota a los azulgranas, cosa que no les incomodaba en absoluto, pero asumiendo los riesgos de ese planteamiento.

Partido tosco, sin ritmo, aburrido

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Y con un equipo tan atrás, los buenos jugadores encuentran huecos. Segunda gran oportunidad del Barcelona, con fallo de Xavi ante Casillas. El portero, que ya salvó al Madrid en la final, volvía a ser el héroe.

Pero la emoción murió. Duró poco. El balón subía y bajaba de portería a portería de Chamartín, pero los jugadores la transportaban sin peligro, sin imprimir ritmo al encuentro. El tedio, engendrado por el Madrid, se apoderó de los clubes.

Entre falta y falta vino la primera polémica del partido. La tosquedad del partido se vio claramente cuando Pedro, desde el suelo, pedía una agresión de Arbeloa. Seis minutos estuvo el encuentro parado para que, entre los seis árbitros, decidieran que era una simple amarilla para el defensa blanco.

El Barcelona continuaba trenzando jugadas, acumulando un 78% de la posesión del balón. Pero era un control del partido inocuo en esta primera parte.

Roja a Pinto, a Pepe, y a Mourinho

En la entrada de los equipos a vestuarios se produciría la primera expulsión del partido. Pinto le atizaba un 'cachete' a Arbeloa, y la bobada le costaba al portero suplente la roja en el descanso.

Ya en la segunda parte, Mourinho decidió salir a por el partido con 'Manolito' Adebayor en detrimento del alemán Özil. Pero no sólo todo continuó igual en el partido, sino que el Real Madrid fue a peor. La primera mala noticia fue la tarjeta amarilla a Sergio Ramos, el primero que no jugaría la vuelta.

Y en el minuto 62, las rojas vinieron por doquier. Pepe no mide en una entrada sobre Alves, a 80 metros de la portería de Casillas. Roja directa al portugués, y en la réplica, otro portugués a la calle. José Mourinho aplaudía la decisión del árbitro alemán Stark, y también expulsaba al luso.

Contra diez jugadores, el Barcelona se vino arriba para conseguir el primer gol. Afellay se deshace de Marcelo y centra para Messi, que introduce el balón entre las piernas de Casillas. El argentino lograba por primera vez un gol en las semifinales de la 'Champions' y lograba su tanto 53 en 50 partidos.

El Barça camina hacia Wembley

Tras el primer tanto, el Barcelona se adueñó del partido, y vino el segundo. Messi, entre cinco jugadores blancos, se va de tres de ellos, y ante Casillas, define suavemente a su derecha. Antológico gol de astro culé, y funeral en el Bernabéu, con el público desfilando por las gradas.

Dijo Guardiola en la rueda prensa: "Nos vemos mañana a las 20:45". Guardiola supera a Mourinho en el terreno de juego. Porque, todavía, al fútbol se juega en el campo con la pelota