Los últimos de las listas

Son los últimos de las listas. Personas sobre todo conocidas, locales o foráneas, cuya presencia es testimonial, porque ni tienen posibilidad, ni interés de ser elegidos.

"Es cierto que ese último lugar es un sitio especial, porque refuerza la lista, supone un gancho y le da un plus de atención", asegura el sociólogo de la UPV, Alfredo Retortillo. Según José Luis Sanchís, consultor político y experto electoral, tiene un valor más simbólico, que práctico. Su presencia da moral, pero su capacidad de atraer votos es cuestionable. "Su testimonio es muy bien aceptado por el resto de la candidatura que, por el motivo que sea, si se encuentra en dificultades, de esa forma, con ese apoyo, se refuerza el grupo", subraya Sanchís.

Hay numerosos ejemplos en el País vasco. Javier Rojo, el Presidente del Senado, cierra la plancha socialista a la Diputación alavesa. Antepenúltimo es el ministro Jáuregui. Rosa Diez, completa la papeleta de UPyD en Bilbao. Los tres son vascos, pero hay también de otras latitudes. Uno de los asiduos es el líder del PP andaluz, Javier Arenas, que en esta ocasión cierra la candidatura en Irún.

En Euskadi, más

Esta llamativa circunstancia se da en todo España, pero en Euskadi ha sido más común, por la amenaza de ETA. De ahí que haya cierres tan simbólicos como los de las propias víctimas: Mari Mar Blanco, Gorka Landaburu, Rubén Múgica... Y en las controvertidas listas de Bildu, sin necesidad de lupa, encontramos un conocido periodista, Antonio Álvarez Solís.

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En este meritorio último lugar hay hasta sangre real. Isabel de Sautu y de Borbón cierra una candidatura del PP, en la que su madre, María de las Mercedes de Borbón es suplente.

Pero, ¿se fija la gente en quién ocupa el farolillo rojo de las candidaturas?: "no la verdad es que no", "no, nunca", "el último... si no me fijo en el primero", son algunos testimonios. Es lo que hay. Seguro que a partir de ahora se fijan mucho más.