¿Dónde está el abuelito?

Para un adulto la muerte es difícil de asumir. Pero para un niño, además, es incomprensible. Cómo se les puede explicar que cuando alguien muere desaparece para siempre. Su infantil y aplastante lógica acostumbra a desarmarnos: nadie puede estar en ninguna parte. Entonces... ¿Dónde está el abuelito?

Pablo tiene 6 años. Acostumbra a acompañar a su abuela a todas partes. Un domingo fueron hasta el cementerio para dejar flores en la tumba del abuelo. La pregunta era inevitable:

.- ¿Por qué pones flores ahí?

.- Porque ahí está el abuelo

.- ¡Anda, pero si a mí me dijeron que estaba en el cielo!

Está en el cielo, se ha convertido en una estrella, se ha quedado dormido, está de viaje... Son respuestas muy socorridas para disfrazar la realidad. Pero según Alicia Banderas, psicóloga y autora del libro Hijos felices, no es lo más conveniente. Respetando siempre las creencias religiosas de cada uno, lo mejor es prescindir de las mentiras piadosas.

Nahir Gutiérrez tiene dos hijos. Cuando murió la bisabuela Queta tenían 10 y 4 años. Un verano se fueron de vacaciones a Asturias y al entrar en la casa el pequeño la recorrió de arriba abajo." Pues aquí tampoco está la güelita Queta". Nahir se dio cuenta de que era hora de hablar del tema. Y de las preguntas de sus hijos surgió un pequeño cuento infantil ¿Dónde está güelita Queta? ...La güelita ya no estrenará su pamela mueva, su banco del parque también la echa de menos, cuando era pequeño me cantaba tiene un ojito cerrado...

Es interesante observar cómo los niños crean sus propios recuerdos. El hijo de Nahir afirma rotundamente que cualquier plato que le sirvan en un restaurante su güelita lo hacía infinitamente mejor. Aunque la abuelita nunca lo hubiera hecho.

Pautas a seguir

Cada niño se desarrolla de forma individual y reacciona de distintas maneras ante una misma noticia. Básicamente depende de la edad. Hasta los 5 años el referente son los dibujos animados y los cuentos. La muerte se ve como algo reversible. De 5 a 9 es algo definitivo pero que a ellos no les afecta. De 9 a 10 se entiende completamente. Aun así he aquí algunas pautas que nos pueden ayudar.

Evitar los temas tabú. Todos tenemos que elaborar un duelo. Los niños también. Cuando muere un familiar o alguien querido se dan cuenta de que estamos tristes. Si lo ocultamos el mensaje que les enviamos es que de ese tema no se puede hablar y que es mejor no expresar los sentimientos. En algunos casos esos niños pueden desarrollar cuadros de ansiedad en su edad adulta.

Cuidado con las referencias. Si relacionamos la muerte con la enfermedad o la edad, pueden pensar que las personas sólo se mueren cuando son mayores, y sus padres lo son... O que un simple catarro es algo peligroso. Igualmente si fomentamos la idea de que alguien no está muerto sino "dormido", es posible que nos cueste más de lo normal llevarles a la cama.

Afrontar los miedos. Hablar sin dramatismos sobre cualquier duda que tengan y, ante todo, dejarles bien claro que pase lo que pase ellos nunca van a estar solos y que siempre va a haber alguien que les cuide.

Cómo y cuándo. Son niños, les estamos hablando de algo totalmente nuevo para ellos. No les liemos. Debemos utilizar conceptos y lenguaje lo más sencillos posible. Una forma de explicarlo podría ser a través de la ausencia de funciones vitales: no come, no respira, no bebe... Y tan importante como lo que decimos es el entorno en el que lo hacemos. Cuanto menos cargado de emociones, mejor.

No delegues. Si el niño te pregunta a ti no escurras el bulto ni esperes a que otros, profesores, psicólogos o amigos, lo hagan por ti.

En definitiva hay que hablar, hablar y hablar. Responder a todas las preguntas a todas las dudas que nos formulen y, sobre todo, cerciorarnos que de lo han entendido correctamente.