El exprimer ministro islandés, en el banquillo acusado de negligencia por la crisis
Islandia sienta en el banquillo a Geir H. Haarde, acusado de negligencia grave ante la gestión de la crisis
Islandia sienta en el banquillo, desde hoy, a su ex primer ministro, Geir H. Haarde, acusado de negligencia grave ante la gestión de la crisis. / AGENCIA ATLAS
Un país en crisis, unos bancos en quiebra, un gobierno en apuros... Hasta ahí, esta historia no tiene nada de particular. La hemos visto ya en demasiadas ocasiones. Lo excepcional del caso islandés está en que el líder de ese gobierno, Geir Haarde, está formalmente acusado de negligencia en su cargo de primer ministro, de no hacer nada por evitar el desastre financiero.
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La acusación hace referencia concreta a los meses entre febrero y septiembre de 2008, justo el momento previo al gran crack de la banca islandesa. En octubre, los islandeses supieron que los principales bancos del país estaban en quiebra y que, en teoría, les tocaba a ellos asumir las pérdidas. Hablamos de más 100.000 millones de dólares, tocaban a unos 330.000 por cabeza.
Los problemas para Haarde no habían hecho más que empezar. A los pocos meses, en enero del año siguiente, le diagnosticaron un cáncer de esófago y decidió abandonar la política. Sin embargo, la política no le abandonó a él. El parlamento islandés que salió elegido en las elecciones convocadas tras su dimisión, de mayoría socialdemócrata, aprobó en septiembre por escaso margen (33 a 30) imputarle.
Según el fiscal, Haarde no adoptó medida alguna para reducir los efectos de la crisis, que se veía venir según los avisos dados entre otros por el Banco Central de Islandia.
El exprimer ministro insiste en que los bancos cumplían las normas, incluso las europeas, y en que si algo falló no fue culpa suya, ni de Islandia, fue un fallo de todo el sistema. Este juicio, concluye, es una venganza política.
Este martes el tribunal le confirmará la acusación y le dará un plazo para presentar alegaciones, con lo que el juicio podría comenzar previsiblemente después de verano. En caso de ser hallado culpable, la condena podría ser de hasta dos años de cárcel.