"¿De qué planeta viniste, Diego?"

Desde las gradas, Maradona inspira a los hinchas argentinos que entonan un cántico imperecedero: "Volveremos, volveremos, volveremos a ser campeones, como en el 86". Volver, cantaba también Gardel, al que comparaban con Maradona cuando éste tenía un balón en los pies. Volver al Mundial del 86, aquel en el que bajo el sol del Estadio Azteca, en Ciudad de México, 'el Pelusa' marcó el mejor gol de la historia, y bajó Dios la mano para endosarle un tanto a Peter Shilton en aquel inolvidable Inglaterra-Argentina.

Hoy se cumplen 25 años de aquel partido disputado ante 114.580 espectadores, según datos de la FIFA. Eran los cuartos de final del Mundial'86, un 22 de junio de 1986. En ese duelo, Maradona marcó primero un gol con la mano, que fue validado por el colegiado Ali Bin Nasser, pese a las reclamaciones inglesas: 'la mano de Dios'. A la postre, el astro pediría disculpas a los ingleses, a su manera: "Les ofrezco mil disculpas a los ingleses, de verdad, pero volvería a hacerlo una y mil veces. Les robé la billetera sin que se dieran cuenta, sin que pestañearan".

Y después, anotó uno de los tantos más elogiados de la historia del fútbol. Maradona arrancó desde el campo y tras eludir con su gambeta a seis jugadores ingleses, Glenn Hoddle, Peter Reid, Kenny Sansom, Terry Butcher, Terry Fenwick y el portero Peter Shilton, puso el balón en la red. El propio Maradona describió entonces la escena con estas palabras: "La jugada se dio como para darle el pase a Valdano que venía corriendo a mi izquierda. Pero cuando llegué a la zona en la que me rodeaban y no tenía espacio, seguí corriendo y llevando la pelota corta en el pie fui superando rivales. Finalmente, me tuve que tirar para empujarla y superar a Shilton".

La banda sonora del encuentro corrió a cargo de la inconfundible voz de Víctor Hugo Morales, periodista que se convirtió en leyenda con su "barrilete cósmico", con su "Gracias, Dios. Por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas... por este Argentina 2, Inglaterra 0", y con su eterna enunciación, aún hoy en día asentida: "la mejor jugada de todos los tiempos".

Fueron dos goles que convulsionaron un país afectado, cuatro años antes, por una dolorosa derrota frente a los ingleses en la Guerra de las Malvinas. El éxtasis del Mundial colapsó Argentina, país que vio y ve en el fútbol una religión. Fue una auténtica catarsis colectiva que trascendió la índole deportiva.

Según cuenta Julio Maldonado, Maldini, en el libro De la Naranja Mecánica a la Mano de Dios, la selección de Bilardo al pasar por delante del estadio Azteca con su autobús solía repetir: "Chao, Azteca, nos vemos en la final". Así sucedió. Tras el partido contra Inglaterra, Maradona derrotó a Bélgica en semifinales y en un trepidante encuentro con Alemania, Argentina se llevó su Mundial de 1986.

Hoy en día, a las puertas del estadio mexicano se levanta una estatua de bronce a tamaño natural que representa al joven Diego Maradona, mientras 'el diez' inicia su éxodo como entrenador del Al-Wasl dubaití.