Adiós a las bolsas de plástico ¿y a sus fabricantes?
La nueva Ley de Residuos prohibirá a partir de 2018 la distribución de bolsas no biodegradables. La industria prevé la desaparición de cientos de fábricas y de unos 6.000 puestos de trabajo
Reinventarse o morir. A la industria española de fabricación de bolsas de plástico, la principal productora de Europa, no le espera un futuro nada prometedor, a no ser que pise el acelerador para reconvertir un negocio que parece tener los días contados. La nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aprobada el pasado 14 de julio por el Congreso, establece que a partir de 2018 dejarán de distribuirse bolsas de plástico de un solo uso, que serán sustituidas por biodegradables. Los fabricantes han puesto el grito en el cielo porque, tal y como está la economía española, ven imposible conseguir financiación para reestructurar el sector hacia la fabricación de materiales biodegradables. Por ello, ya han anunciado que en un horizonte de dos o tres años, si la norma prosigue, se cerrarán cientos de pequeñas y medianas empresas y se destruirán unos 6.000 puestos de trabajo.
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La década de los setenta marcó un antes y un después en la forma de hacer la compra. Atrás quedaron el carrito y la cesta de mimbre. El boom de las bolsas de plástico caló de lleno en la sociedad cuando los supermercados y las tiendas comenzaron a distribuirlas gratuitamente. Y claro, pronto, las marcas vieron el negocio y no tardaron en estampar sus símbolos como una forma barata de publicidad. El negocio estaba hecho. ¿Impacto medioambiental?, por aquel entonces no se hablaba de eso. Pero todo producto tiene su ciclo de vida y parece que a las bolsas de plástico le ha llegado el suyo.
La guerra contra este plástico comenzó a partir de 2007, cuando algunos países como Irlanda impusieron una tasa ecológica que redujo su circulación un 90%. Poco después Italia, Suecia, Dinamarca, Alemania e Islandia, copiarían la iniciativa. En España, el debate llegó un poco más tarde, cuando en 2009 el Gobierno aprobó el Plan Nacional Integrado de Residuos, según el cual el consumo de bolsas habría de verse reducido en un 50% para 2010, fecha a partir de la cual deberán ser prohibidas progresivamente. Y esa fecha ya ha llegado.
A partir de 2018, a excepción de casos muy particulares, estará prohibida su distribución a raíz de la nueva Ley sobre Residuos y Suelos Contaminados, aprobada por el Congreso el pasado 14 de julio. Desde la patronal Anaip, la Asociación Española de Industrias de Plásticos, no solo ha empezado la cuenta atrás para la desaparición de este producto, sino para la destrucción de la industria que las fabrica. Ya han anunciado que en los próximos meses, podrían cerrar, como mínimo, más de 250 pequeñas y medianas empresas dedicadas a esta actividad, con más de 6.000 puestos de trabajo perdidos.
"En lugar de prohibirlas, desde el Ministerio de Medio Ambiente, deberían haber potenciado el consumo responsable, el impulso del reciclado y la valorización energética", sostiene Enrique Gallego, director general de Anaip, quien añade que, con la Ley de Residuos el Gobierno ha actuado de espaldas a la industria, ya que según dice, nunca se creó una comisión en la que estuvieran representados todos los sectores afectados, para estudiar el problema y buscar una solución más justa, como prometió hace tres años. Desde la industria del plástico consideran que la opción más lógica hubiera sido menos vertederos y más valorización, es decir más campañas de concienciación sobre el uso responsable de las bolsas, menos consumo y más reutilización energética. Además, critican la gestión de Ecoembes, la patronal del reciclaje, porque con todo lo que han pagado desde que en 1999 se creara el punto verde de recogida y reciclado de bolsas, a día de hoy el reciclaje de este producto sigue siendo inferior al 20%.