El día en que el deporte español se quitó los complejos
Japón, 3 de septiembre de 2006. Un grupo de gigantes españoles se miran incrédulos viendo cómo el marcador apura los últimos segundos y el tanteo es 70-47 a su favor. Acaban de convertirse en campeones del mundo de Baloncesto, hasta ese momento, el hito más grande de la historia de nuestro deporte
Alemania, Angola, Nueva Zelanda, Japón y Panamá. Esos fueron los primeros cinco escollos de una selección, que dirigida por Pepu Hernández conocía las mieles europeas, pero cuyos pasos por los Mundiales siempre habían sido más discretos. Solo Angola puso en algún aprieto al equipo, y aun así perdió por diez puntos.
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La suerte fue caprichosa y el rival para octavos fue el cuarto del grupo A, la potente Serbia y Montenegro. Pau con 20 puntos y Rudy con 18 se echaron al equipo a las espaldas y vencieron 87-75 a una selección balcánica que pese a estar a buen nivel, estaba esperando la llegada de la brillante generación comandada por Teodosic.
En cuartos, otro 'coco': Lituania, pero sin Jasikevicius. Allí, Pau otra vez, y su amigo del alma Juan Carlos Navarro, se hicieron dueños de juego interior y del perímetro respectivamente. Entre los dos metieron 47 puntos y llevaron a los 'Juniors de Oro' hasta semifinales de un Mundial por primera vez desde Los Ángeles 84.
Ya no quedaban rivales fáciles. Argentina, por aquel entonces campeona del mundo, era el rival. Un equipo similar a España en cuanto a su potencia en el juego interior. El partido llegó igualado a los últimos 10 segundos. Garbajosa y Pau mantuvieron a España en el partido frente a un Ginóbili que atravesaba sus momentos más dulces en los Spurs de Popovich.
En la retina de todos quedó para siempre ese instante en el que Nocioni se elevó desde el lateral y lanzó un triple a falta de tres segundos para acabar el partido. El balón rebotó contra el aro, se salió, y todos respiramos de alivio. España iba a jugar la final del Mundial y contra todo pronóstico, sería contra Grecia, que había apeado a EE UU.
El otro aspecto que se salió del guión fue la lesión de Pau Gasol, el mejor jugador del torneo no pudo jugar la final. Pero ya daba igual, contra Argentina toda la presión desapareció de repente y Grecia apenas pudo hacer frente al huracán que Navarro y Garbajosa prepararon desde la línea de tres. 70-47, el sueño de los 'Juniors de Oro' acabó con una exhibición. Mejor dicho, empezó. En Lituania tienen la idea de escribir otro capítulo más, el penúltimo.